La inestabilidad política se apoderó ayer de los pasillos de la Casa Rosada. A la devaluación del yuan que disparó la cotización del dólar por encima de los 46 pesos se sumó una nueva encuesta reservada que encargó el Poder Ejecutivo Nacional que ubica a la fórmula Alberto Fernández-Cristina con una intención de voto a nivel país del 41% ante el 37% que obtendrían Mauricio Macri y Miguel Pichetto en la PASO del próximo domingo.
La hiperpolarización que generó el kirchnerismo al absorber a Sergio Massa acercan la definición política a la primera vuelta electoral del 27 de octubre sin necesidad de apelar al ballotage. Para que eso ocurra, Macri o Fernández deberían superar los 45 puntos en octubre. Ese escenario aparece hoy más proclive para la fórmula peronista teniendo en cuenta que en la elección general no se computan votos en blanco ni impugnados. Se volvería así abstracto el debate sobre si el 41% que proyectan las encuestas a favor de los Fernández para la PASO de este domingo es un techo imposible de romper en octubre. Al achicarse la torta de cómputo de votos -sin que se cuenten los blancos y los anulados-, un 41/42% de la PASO se transformará, aun sin sumar nuevos sufragios, en 44/45% en octubre, un número suficiente para que el frente peronista se quede con la presidencia en primera vuelta.
Tanto en la Casa Rosada como en La Plata, los funcionarios de Macri y de María Eugenia Vidal admiten que el regreso de Massa al kirchnerismo posiciona a la boleta de Alberto F. y Axel Kicillof por encima del 40% en la provincia de Buenos Aires. El principal interrogante es entonces si el principal distrito electoral del país arrastrará los números a nivel nacional para dejar a los Fernández al borde de un triunfo en octubre con un piso de 45%. La esperanza de la Casa Rosada es que Vidal genera un nuevo “batacazo” a nivel corte de boleta y logre retener la provincia en octubre a pesar de que la estrategia de la Jefatura de Gabinete a cargo de Marcos Peña minimizó durante toda la campaña el peso político de la gobernadora y sacrificaron su potencial para nacionalizar la elección en la provincia.
El comicio bonaerense se complica por dos factores específicos. Massa arrastra votos a favor de Kicillof en la primera sección electoral donde tradicionalmente el macrismo tuvo su bastión electoral gracias al control de territorios como Vicente López (Jorge Macri) y San Isidro (Gustavo Posse). Pero el massismo, que en la elección 2015 presentó su propio ticket presidencial, ahora suma para el kirchnerismo y le aporta votos de municipios como Tigre (Julio Zamora) y San Fernando (Luis Andreotti) que le dificultan a Juntos por el Cambio compensar con mayor holgura la supremacía peronista en la tercera sección electoral (La Matanza/Lomas de Zamora). Esa mejora del peronismo en la primera sección gracias al aporte de Massa se llevaría puesto incluso a algunos de los intendentes PRO como Nicolás Ducoté quien, por ahora, le pelea desde abajo al candidato del Frente de Todos, Federico Achaval.
Pero en la Casa Rosada no están perdidas las esperanzas. Siguen con detenimiento el nivel de participación que habrá en la PASO con la expectativa de que en octubre Macri sume nuevos electores. Para revertir el escenario de un triunfo de Alberto Fernández en primera vuelta con 45% de los votos (el 41/42% de techo de la PASO que se convierte en 45% en octubre al no computar votos en blanco ni impugnados), el Presidente debería sumar al menos cinco o seis puntos después de la primaria. Ese extra de votos sólo puede provenir de sufragios que pierdan Roberto Lavagna, José Luis Espert o Juan José Gómez Centurión entre la primaria y la general del 27 de octubre.
Además de la mejora del peronismo en la primera sección electoral de la provincia de Buenos Aires gracias a Massa, en Córdoba también se experimenta una suba de en la intención de voto de los Fernández. Los números que maneja la Rosada de cara a la PASO del domingo marcan 50% para Macri y 31% para Fernández quien esta semana realizará su cuarta visita a esa provincia. El candidato emprenderá hoy un viaje en auto hacia Rosario con escalas en Zárate, Campana y San Nicolás, primera sección electoral de Buenos Aires. Mañana junto a los gobernadores y a Cristina hará su cierre de campaña en la ciudad santafesina. Y luego continuará la gira, también por tierra, hasta Córdoba.
Ayer, un municipio PRO de la provincia de Buenos Aires recibió datos de una encuesta que marcan la volatilidad del escenario y la cantidad de variables abiertas que pueden definir el comicio. Ante la pregunta de a qué candidato presidencial votarán el próximo domingo -sin consultar por la categoría intendente ni gobernador-, los encuestados respondieron que 40% votará a Fernández y 34% a Macri. Cuando se consultó sólo por la categoría a gobernador, Kicillof sumó 43% y Vidal 42,7%. Pero lo más llamativo fue el resultado ante la consulta de qué boleta completa votarían, donde también se registró un virtual empate. Los intendentes del PJ manejan números similares que exhiben una neta superioridad de Alberto Fernández en provincia de Buenos Aires pero casi un empate en la elección a gobernador.
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