Una juez procesó a una pareja calingastina por los maltratos y humillaciones a la que sometían a su hijo adolescente. Al hombre porque golpeaba, trataba como sirviente a ese chico que era su hijastro y lo discriminaba frente a los otros niños de la casa. Y a la madre por cómplice, en razón de que sabía de las agresiones y no hizo nada. La situación era de riesgo para el jovencito, tanto que en su momento fue retirado de su hogar y ahora vive con sus tíos.
La causa, investigada por la jueza Carolina Parra del Segundo Juzgado Correccional, es por lesiones leves e infracción a la Ley de Violencia Familiar. Y el principal acusado es un hombre de unos 45 años, cuyas iniciales son A.G.L. –no se lo identifica para resguardar a la víctima-, estuvo arrestado y actualmente se encuentra en libertad. Es que los delitos de los que lo acusan son excarcelables. El sujeto fue denunciado por agarrar del cuello al chico, levantarlo, tirarlo al piso y golpearlo.
El caso puso al descubierto no sólo esta última golpiza, denunciada en 2018, sino también la situación de maltrato que padecía ese chico que hoy tiene 17 años. Ya en junio de 2016, un vecino llamó de forma anónima al 102 para denunciar que el jovencito era constantemente golpeado por su padrastro y estaba en peligro. Aquella vez intervino la Dirección de la Niñez, pero no pudieron hacer mucho porque en ese momento los miembros de la familia negaron todo.
Una pesadilla
El chico no la pasaba bien con su padrastro. Relató que desde los 9 años padecía malos tratos por parte de ese hombre, el que siempre le recordaba que no era su hijo y lo sometía a violencia física, psicológica y hostigamiento verbal, según la declaración de una trabajadora social. El mismo adolescente declaró que, cuando era más chico, su padrastro lo mandaba a vender leña para ayudar a mantener la casa y tenía que vender todo, caso contrario se enojaba y los castigaba. Que debía cuidar a sus hermanos, limpiar la casa, que lo trataba de forma muy distinta que a sus hermanos menores y las palizas eran continuas, siempre cuando su mamá no estaba. También agregó que en la entrevista por la denuncia anterior –la de 2016- negó todo por miedo y pidió “por favor no vivir más con ese hombre”, según fuentes judiciales.
Durante su declaración indagatoria, el acusado negó haber golpeado al chico. Y la madre del adolescente reconoció que su pareja le daba “correctivos”, pero sostuvo que el hombre no es un violento.
En una encuesta vecinal, las trabajadoras sociales confirmaron a través de otras personas que el hombre golpeador le pegaba seguido al chico, que se escuchaban los gritos y que era agresivo con los vecinos que querían intervenir. También supieron que este hombre, anteriormente, fue denunciado por la mamá del adolescente por violento y que aparentemente agredió a sus otras dos ex parejas. Incluso supieron, por boca de vecinos, que este sujeto agredía físicamente a sus propios padres. La que también respaldó las versiones de maltratos fue la tía del chico, que contó que toda la familia sabía que ese hombre golpeaba al adolescente y que su hermana –la mamá- también era sometida a violencia de género.
Esa tía y su marido fueron los que denunciaron el caso del adolescente en la Policía y pidieron la intervención de la Dirección de la Niñez. Así fue que retiraron al adolescente del hogar y arrestaron al agresor. Actualmente el chico vive con esos tíos. La jueza Carolina Parra ahora procesó al sujeto por la última golpiza y a la madre por participe necesaria en el mismo delito.
Fuente: Tiempo de San Juan