La alarma de un auto despertó el lunes a la madrugada a los vecinos de la Toma Esfuerzo en Neuquén. Un grupo salió a la calle a ver qué ocurría y encontró in fraganti al ladrón tratando de llevarse el vehículo que estaba estacionado en la vereda. A los golpes evitaron que el joven se escapara, pero la paliza se transformó en una tortura cuando descubrieron que ya les había robado antes.
Alguien tuvo entonces la idea de darle una “lección” macabra y propuso cortarle los dedos de una mano. Con el consentimiento de los demás vecinos, lo mutilaron y después dejaron abandonado al delincuente en el medio de la calle bajo una suerte de pacto de silencio para encubrir la brutalidad del ataque.
Sin embargo, el tácito acuerdo se rompió casi de inmediato en las redes sociales cuando algunos de los manifestantes empezaron a subir fotos y videos del linchamiento para exponer al ladrón. “Rata de la zona oeste. Tiene 21 años, es mayor”, manifestó uno de los usuarios. Los comentarios que fueron apareciendo tras la publicación dieron forma al supuesto prontuario del joven, a quien acusaban de robar todo lo que podía: desde ropa colgada en la soga de un patio, una bicicleta, un estéreo o la rueda de auxilio de un auto.
Cerca de las 5.30 una persona que pasaba caminando por el lugar se topó con el ladrón ensangrentado en el piso y lo llevó a un hospital, en donde tuvo que ser internado, señaló una fuente cercana a la causa al portal Nuevo Diario. Intervino en el caso personal de la comisaría 18 y de la fiscalía de Delitos Flagrantes, a cargo de Luciano Vidal.
A mediados del 2020 otro caso impactante se viralizó en las redes sociales. Ocurrió en el barrio Felipe Ibarra de Santiago del Estero, donde un grupo de vecinos atrapó a un presunto ladrón, lo ató con un cable y le pegó en las manos con un ladrillo.
Según publicó El Tribuno, todo empezó cuando un hombre encontró al supuesto delincuente escondido en el patio de su casa. La persecución llegó hasta la vereda, donde después de un forcejeo logró reducir al sospechoso y lo inmovilizó en el suelo colocándole las rodillas en sus brazos.
Mientras un familiar lo grababa, el dueño de la casa empezó a golpear en la cara al acusado entre reproches por el intento de robo y advertencias a sus vecinos para que si volvían a verlo en el barrio no dudaran en atacarlo.
“Somos decentes, humildes, ni aquí ni en ningún lado tienes que robar”, se escucha decir a alguien. “Hay que cortarle los dedos”, gritó otro vecino que aportó un cable para reducir al delincuente. Luego el supuesto damnificado por el robo tomó un ladrillo y se lo estrelló en la mano.