El nivel de pobreza en la Argentina ascendió al 42% en el segundo semestre de 2020, con un incremento de casi siete puntos porcentuales respecto del mismo período de 2019, en el contexto de la pandemia global y la larga cuarentena local combinada con una alta tasa de inflación.
Así lo informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos que precisó que la indigencia se ubicó en el 10,5 por ciento, frente al 8 por ciento del mismo período del año previo.
“El porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza (LP) alcanzó el 31,6%; en estos residen el 42% de las personas. Dentro de este conjunto se distingue un 7,8% de hogares por debajo de la línea de indigencia (LI), que incluyen al 10,5% de las personas”, informó el Indec.
“Esto implica que, para el universo de los 31 aglomerados urbanos de la EPH, por debajo de la LP se encuentran 2.926.890 hogares que incluyen a 12.000.998 personas y, dentro de ese conjunto, 720.678 hogares se encuentran por debajo de la LI, e incluyen a 3.007.177 personas indigentes”, detalló.
¿Se puede atribuir este brutal incremento de la pobreza y la indigencia solamente a la pandemia global, cuando la Argentina registra la segunda inflación más alta de América Latina y una de las más importantes del mundo?
Si bien la suba de precios se desaceleró en 2020 frente a 2019, lo hizo de la mano de una recesión gigante y del congelamiento de casi todos los precios de la economía.
Pese a todos estos frenos —y de la aplicación del IFE— los resultados están a la vista; la argumentación oficial seguramente será que, sin esas medidas, la pobreza hubiera sido más alta, una conclusión que no parece ser satisfactoria para casi la mitad de la población general y más de la mitad de los chicos de todo el país.
“El ingreso total familiar promedio de los hogares pobres fue de $29.567, mientras la canasta básica total (CBT) promedio del mismo grupo de hogares alcanzó los $ 50.854, por lo que la brecha se ubicó en 41,9%, el valor más alto de la serie por quinto semestre consecutivo.