“Lo que tenga una cuota de aventura y salir de la zona de confort, me gusta”, expresó Marta.
Como lugar común, suele mencionarse que los trabajadores de la salud son los verdaderos héroes de la pandemia por ser quienes se encuentran en la primera línea de batalla contra el coronavirus. Con la llegada en masa de las vacunas, también se abocaron a esta tarea.
Sin embargo, la labor que Marta desempeñó en la localidad de Córdoba merece una mención especial: aprendió a andar en caballo y cabalgó 10 horas para llegar a sierras ubicadas a más de 2000 metros de altura y vacunar a los pobladores.
“Yo trabajaba en un Hospital de San Jorge, en diciembre me tomé una licencia y me vine para acá a hacer enfermería comunitaria: era una cuenta pendiente que tenía. Empecé a trabajar, decía que me tuvieran en cuenta para algo: para ir a pueblos chiquitos que son alrededor de la Cumbresita”, comenzó diciendo Marta en diálogo con Telefe Santa Fe.
Sobre cómo surgió la posibilidad de vacunar en las sierras, contó que “La Cumbresita tiene zonas rurales a 2200 metros de altura: me propusieron ir a vacunar y no daba más de la emoción y la alegría. Lo que tenga que ver con ayudar… sí, obvio, quiero ir. ‘¿Sabés andar a caballo?’, me dijeron. No, pero algo haremos. Y así empezó todo”.
Acerca de lo que se encontró al llegar a destino, describió: “ellos lo llaman puestos acá: son casas en el campo. Ese puesto tiene un dispensario. A la mayor parte de la gente la convocamos ahí: fueron llegando a caballo, porque están a una hora. Son gente de entre 70-80 años, nos tocó un día lindo fresco pero sin viento. Vinieron, vacunamos a nueve ahí y las otras personas no venían”.
“Dije: ‘subamos, vayamos a otro puesto’. Tenía miedo por la vacuna porque la habíamos abierto. Subimos de nuevo al caballo, fuimos al otro puesto y vacunamos a otras tres personas más”, agregó.
Con respecto a las repercusiones que tuvo su accionar, destacó: “qué bueno que la gente vea lo que se hace. Eso también es enfermería. Estamos acá para ayudar al otro y más en estas situaciones. Ponerle onda, garra, alegría y positivismo de que todo va a estar bien”. Y añadió: “no tengo tele. Vivo en La Cumbresita, en un cerro. Muy alejada. Me entero por redes sociales”.
“Todo lo que tenga una cuota de aventura y salir de la zona de confort, me gusta mucho. Digo ‘es lo mío’. No sabés la felicidad que yo sentí por más que me dolió el cuerpo tres días. Decía ‘no puedo creer que estoy acá’. Una plenitud y bienestar absoluto sentí. Quiero seguir”, manifestó Marta.
Además, describió las diferencias con lo que ocurrió con quienes fueron a vacuanr al Champaqui, que lo hicieron en helicóptero para conservar la cadena de frío de la vacuna Sputnik. “Por momentos entraba en pánico: es un sendero que entra la huella del caballo. Era piedra o precipicio. El guía veía mi cara”.
Finalmente, contó las sensaciones de su familia. “Cuando lo llamé a mi papá, previo al viaje, me dice ‘tené cuidado, no te vas a querer caer’. Quedó así. Mi mamá vive en Río Cuarto y también, no lo podía creer”
Fuente: Telefe Noticias