De un lado, una abuelita que enviudó y que quedó sola hace 8 años: hace una semana sus vecinas la encontraron desmayada tras sufrir un ACV. Del otro lado, esas mismas vecinas que se ponen la capa de heroínas para impedir que la abuelita sea trasladada a un hogar de ancianos, y para eso dejan de lado sus obligaciones para brindarle la atención necesaria las 24 horas. Todo, en el marco de un compromiso firmado con la Justicia de Paz de Caucete.
La triste situación sucede en el barrio Los Olivos. Petrona Judith Insaurralde nació en Corrientes pero luego se fue a Buenos Aires, se casó y el matrimonio trasladó su vida a San Juan. Hace unos 8 años, su marido falleció y la mujer quedó sola en ese barrio caucetero. Si bien la mujer estaba lúcida a sus 84 años y se mostraba siempre activa realizando las tareas del hogar, la situación se agravó hace unos 10 días cuando a sus vecinas les llamó la atención que la abuelita no saliera de su casa. Una de las mujeres se acercó y como la notó muy delgada, le llevó un plato de comida. El lunes de la semana pasada una de ellas la encontró desvanecida en la puerta de su casa: la mujer había sufrido un ACV y parece que en el intento por pedir auxilio se desplomó allí. Una ambulancia la trasladó al Hospital Rawson y estuvo internada una semana.
La jueza de Paz de Caucete, Luciana Salvá, intervino en el caso y resaltó la predisposición de las vecinas de Insaurralde. “Tiene mucho valor la voluntad de esas vecinas, ellas prácticamente fueron las salvadoras de esta abuelita y hasta firmaron un acta acuerdo en donde se comprometen a cuidar a la anciana hasta que podamos encontrarle una solución a esta situación”, comentó la jueza. Es que el accidente le provocó a Insaurralde un coágulo en su cerebro que se le irá disipando de a poco pero mientras tanto, la mujer necesita atención las 24 horas ya que no puede caminar, está usando pañales y hay que darle de comer, pues el accidente cardiovascular le provocó una parálisis en el hemisferio derecho. El martes pasado cuando le dieron el alta la abuelita fue trasladada a la casa de Eva Saavedra y al día siguiente Saavedra junto a Cristina Morandi y Lorena Saavedra, firmaron un acta de compromiso ante Salvá y la Policía, en donde asumen la enorme responsabilidad de brindarle los cuidados a la mujer. ¿Cómo hacen? Se turnan día y noche para estar pendientes de la anciana, es decir que cada una deja sus familias y sus rutinas diarias por 8 horas para atender a su vecina.
El compromiso y la amistad de estas tres mujeres es clave para esa abuelita. Pues Salvá también comentó otra situación que engrandece mucho más la acción de las vecinas: “La quieren mucho, cuando dije que una de las posibilidades era la de internarla en un hogar ellas me rogaron que por favor no llegáramos a eso, aduciendo que la abuelita es muy activa y si la internamos temen que se pondría muy mal”, comentó la magistrado.
¿Cuales serán los pasos a seguir? Salvá aseguró que esperarán al menos una semana más para ver cómo evoluciona Judith. Es que la mujer no se acuerda de algunas cosas producto del ACV que sufrió, no tiene ningún tipo de documentación, ya sea DNI, ni tarjeta de cobro ni de la obra social y creen que alguien está cobrando la jubilación y pensión que heredó de su fallecido esposo. “Ella dice que le dio las tarjetas a alguien pero no sabe decir a quién, sospechamos que alguien está cobrando por ella”, comentó Salvá, asegurando que la abuelita podría vivir bien por sus propios medios, sin embargo estuvo seis días sin comer y tampoco tiene demasiadas cosas en su hogar: “Con decirte que si tiene dos mudas de ropa es mucho”, manifestó sorprendida la jueza.
Por el momento y trabajando en conjunto con la Dirección de la Mujer del departamento, Salvá dijo que están tramitándole una silla de ruedas y ya denunciaron al banco las tarjetas para que la mujer pueda cobrar por su cuenta, como así también buscan algún familiar que pueda tener a la abuelita en Buenos Aires. Mientras esperan la evolución de la mujer para saber cómo continuará la historia, el cariño y la compañía de sus tres vecinas son el motorcito que conmueve a todos en Caucete.
- Lo que sigue en la situación de Judith
Debido a que no tiene documentación porque se extravió, a Judith Insaurralde están tramitándole el DNI. Sin embargo ese no es por ahora el problema más grave, sino su consecuencia: es que por no tener documentación, la abuelita no puede realizarse las sesiones de kinesioterapia, que son fundamentales en su recuperación después de sufrir el ACV.
“Nos gustaría que empiece a hacer kinesio para acelerar la recuperación, pero es difícil en esta situación. Cómo le hacemos entender al PAMI que ella no cuenta con ningún tipo de documentación”, comentó una de las vecinas que se turnan para cuidar a la anciana en su vivienda.
El Hospital de Caucete les brindó los medicamentos: Losacor 50 y Carvipaw, ellas en tanto lograron conseguir pañales y una chata para que la abuela, que aún no puede movilizarse por sus propios medios, pueda hacer sus necesidades.
Además, las tres vecinas le hacen de comer, la higienizan y la mantienen activa y en un ambiente de total contención con su compañía.
“Pobrecita, es que si nosotras no actuábamos, la iban a internar y ahí se iba a morir nomás de pena”
El testimonio de las mujeres que dejaron de lado sus rutinas diarias para cuidar a Judith, en primera persona.
A Eva se le llenan los ojos de lágrimas al hablar de Judith Insaurralde, la abuelita que está al cuidado de ella y dos vecinas más. Cristina afirma que sus hijos ya la adoptaron a “doña Judith” como si fuese su abuela. Las mujeres sienten ahora una tranquilidad enorme de saber que por la voluntad y el esfuerzo de ellas, la abuelita no se internará en un hogar de ancianos. “No imaginamos que una mujer tan activa como es ella vaya a parar a un hogar. Pobrecita, es que si nosotras no actuábamos, la iban a internar y ahí sí se iba a morir nomás de pena”, manifiesta con los ojos llorosos Eva del Carmen Saavedra, una mujer de 50 años que deja su casa 8 horas al día para cuidar a Judith.
Ella junto a su hermana Lorena Saavedra y Cristina Morandi son las tres vecinas que decidieron hacerse cargo y se comprometieron mediante un escrito a brindarle los cuidados a la abuelita que por el ACV que sufrió requiere atención las 24 horas. Las mujeres saben de la enorme responsabilidad que asumieron pero aún así no se arrepienten, saben que dejar sus casas, sus esposos, hijos y nietos es por el bien de esa mujer que está sola en el mundo y que necesariamente requiere de atención pero también de cariño que ellas mismas le brindan. “Siempre fue una excelente vecina, hace 20 años que se vino a vivir y siempre fue la típica mujer reservada que no dejaba entrar a nadie a su casa. Todas las mañanas pasaba a las 11 a hacer las compras y siempre hablábamos de las plantitas”, comenta Cristina, quien vive a unas tres casas de la abuelita. Ella tiene 37 años, es ama de casa y tiene dos hijos de 13 y 11 años que quieren mucho a Judith.
Eva es peluquera y cuenta que la conoció hace 12 años cuando comenzó a cortarle el pelo a Enrique Vega, el marido de Judith. Después empezó a hacerles limpieza tres días por semana y cuando Judith enviudó, la acompañaba todos los días. “En este último tiempo no venía a visitarla seguido porque me pude poner mi peluquería y estaba metida con eso, pero seguíamos en contacto y ella andaba bien. Ahora el ACV la complicó pero tenemos fe en que se va recuperar”, comenta la mujer.
Los turnos entre las tres vecinas son rotativos: de 0 a 8 horas, de 8 a 16 y de 16 a 0. Además, con el dinero de Judith compraron mercadería, carnes y lácteos que van anotando en un cuaderno para llevar la contabilidad que cada viernes le tienen que rendir formalmente a la jueza Salvá. “No es sólo cambiarle los pañales y darle de comer, tratamos de darle mucho cariño, que es lo que más necesita”, concluye Eva.
Fuente: Diario de Cuyo