La suba de las naftas cada primero de mes ya es un clásico de estas épocas. Las petroleras trasladan a los consumidores finales el costo de la devaluación y el aumento del precio internacional del crudo, los dos componentes principales de los precios de los combustibles. También transmiten a los usuarios los incrementos impositivos. En junio, actualizaciones de impuestos agregarán hasta 2,5% a los precios en los surtidores. Pero no será el único incremento. Las empresas coinciden en que los precios están debajo de lo que deberían.
Según los cálculos del ejecutivo de una de las petroleras más importantes del país, el vaivén del dólar representa aproximadamente el 80 o el 90 por ciento del costo del combustible, antes de impuestos. El resto de la variación obedece al precio internacional del crudo, en un mercado desregulado en el que el barril cotiza a valores globales para favorecer inversiones en Vaca Muerta.
Desde diciembre, el crudo se encareció en la Argentina por dos factores: porque subió su cotización en dólares en el mercado internacional y por la devaluación. El barril de petróleo brent aumentó en lo que va del año un 24 por ciento en dólares y, como el dólar trepó 19 por ciento en el país, el crudo se encareció casi 50 por ciento en pesos. Los combustibles, en tanto subieron en torno al 13 por ciento desde diciembre.
Con estos números sobre la mesa, el ejecutivo del sector afirmó que los precios de las naftas están un 20 por ciento retrasados. “Con el tipo de cambio estable, se necesitarán tres o cuatro meses para hacer el catch-up“, estimó. Dicho de otra forma, si el dólar se queda quieto, los precios deberían subir de acá a septiembre para que las grandes compañías recuperen sus márgenes.
n mayo, los combustibles aumentaron entre 4 y 4,5 por ciento. En abril habían subido otro tanto. La devaluación acumulada en esos dos meses fue del 13 por ciento. En Abril, Shell (Raízen) había subido sus combustibles 9,5% y luego retrotrajo una parte del aumento. La semana pasada, Axion informó subas del 6%, que recortó a 4%. Estas idas y vueltas, dicen las empresas, son reflejo de que los precios no llegaron a su punto de equilibrio.
Las petroleras miran a YPF para remarcar las naftas. Con malicia, sugieren que el Gobierno interviene en los precios al aplanar las subas de la empresa de capitales mixtos, que abastece al 60 por ciento del mercado. En YPF, sin embargo, niegan tal interferencia e insisten en que definen sus precios en función de la suba de costos y la caída del consumo. En el sector estiman que este año, el expendio de naftas caerá 2,8% y el de gasoil 0,7 por ciento. Las ventas de diésel tendrán una caída menor gracias a la cosecha récord.