WASHINGTON.- La retórica dura parece haber quedado en el pasado, junto con la campaña. El presidente electo, Alberto Fernández, y la directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, cruzaron saludos y coincidencias en Twitter, en el primer intercambio de un vínculo del cual depende, en gran medida, el futuro de la Argentina.
Georgieva dio el primer paso: ayer por la mañana, felicitó a Fernández por su victoria, y afirmó que espera “colaborar” con su futuro gobierno para promover un “crecimiento inclusivo y sostenible que beneficie a todos los argentinos”.
“¡Felicitaciones al presidente electo Alberto Fernández por su elección! Esperamos colaborar con su gobierno para enfrentar los desafíos económicos de la Argentina y promover un crecimiento inclusivo y sostenible que beneficie a todos los argentinos”, dijo Geotgieva en Twitter.
Fue el primer mensaje directo, formal y protocolar, de la directora del Fondo al flamante presidente electo tras la elección presidencial que le dio el timón de la economía argentina a Fernández. Ambos deberán definir en los próximos meses cómo siguen con el programa que forjaron Christine Lagarde y Mauricio Macri por US$ 57.000 millones, el más grande en la historia del Fondo. De ese préstamo, el FMI ya le giró al gobierno de Macri 44.1000 millones de dólares.
Por la tarde, Fernández agradeció el saludo con otro mensaje en Twitter, que tuvo un tono conciliador, y contrastó con las críticas que marcaron su discurso en la campaña.
“Los argentinos también esperamos salir lo antes posible de esta crisis para volver a crecer y que eso nos permita cumplir con nuestros compromisos, además de tener una economía sólida que nos beneficie a todos”, dijo el presidente electo.
Pese al cambio de tono, la negociación con el FMI promete ser dura. Durante la campaña, Fernández había sido muy crítico con el organismo multilateral, al que responsabilizó junto con el gobierno de Macri de una “catástrofe social” en la Argentina, y de haber violado sus propias reglas al permitirle al Banco Central intervenir en el mercado cambiario para pisar el dólar y avalar, de esa forma, una “fuga de capitales”.
El Fondo rechazó las críticas, y negó de manera enfática haber quebrado sus estatutos. El FMI dejó el programa argentino en el limbo tras las primarias presidenciales, aunque ratificó cada vez que pudo el compromiso pleno para respaldar al país. En su primera declaración pública sobre la Argentina, antes de la elección, Georgieva se había preocupado por reforzar esa línea, y por dejar en claro que, antes de volver a abrir el cofre del FMI, quiere ver cuál será el plan del próximo gobierno.
Pese a la áspera retórica pública, puertas adentros los encuentros del staff del Fondo con Fernández y los referentes de su equipo económico han sido cordiales, productivos, y han tenido más coincidencias y muchas menos fricciones de las que sugieren las declaraciones públicas.
Los tiempos apremian. Sin acceso a los mercados y sin anclas sólidas para la economía, la Argentina ha sufrido una fuerte sangría de reservas. Desde las primarias, las reservas del Banco Central cayeron en más de US$ 22.000 millones. El presidente del Banco Central, Guido Sandleris, dijo que alrededor de un tercio se debió a los retiros de los depósitos en dólares, otro tercio se destinó a cancelar deuda pública, y el resto a intervenciones en el mercado cambiario para pisar el dólar. A la espera de que se regenere la confianza con un nuevo programa, el Central decidió atenazar el cepo.
En el Fondo y en Wall Street aguardan conocer los detalles del plan económico que planea implementar Fernández, además de los nombres del equipo económico que deberá llevar adelante la reestructuración de la deuda con los bonistas y la renegociación del programa con el Fondo.
“En las próximas semanas estaremos monitoreando lo siguiente, todo lo cual podría afectar notablemente los activos argentinos: nominaciones de gabinete, en particular el equipo de economía; principios de política económica de Fernández; negociaciones de reestructuración de deuda con el FMI y acreedores privados; y reservas internacionales”, enumeró un informe del banco de inversión UBS.