LA PAZ.- El domingo hubo elecciones presidenciales en Bolivia y desde entonces el escenario es incierto. En un primer momento los resultados indicaban que el presidente Evo Morales iba a tener que enfrentar una segunda vuelta por primera vez en su carrera política. Pero luego el recuento se suspendió por casi 24 horas y las cosas cambiaron: las cifras le daban al cocalero la ventaja suficiente para ganar sin ballottage. Esta mañana el rumbo volvió a cambiar.
De acuerdo con los últimos datos publicados por el Tribunal Supremo Electoral, pasadas las 8, Morales contaba con el 46,4 por ciento de los votos y Carlos Mesa, el candidato de la oposición, con el 37,07. Si bien la diferencia es escasa, no le da al mandatario el apoyo suficiente para evitar la segunda vuelta. De todos modos lo que resta contabilizar del escrutinio podría determinar lo contrario.
Las elecciones presidenciales realizadas el domingo pasado abrieron una crisis interna por la suspensión en la carga de datos durante la noche de los comicios, cuando Morales no alcanzaba a superar el 50% de las adhesiones ni una diferencia mayor a los 10 puntos, condiciones necesarias para imponerse en primera vuelta.
Por su parte la oposición denuncia un fraude y protesta en las calles, mientras los observadores internacionales cuestionan esta ventaja repentina del jefe del Estado. Después de una jornada violenta en la que manifestantes quemaron urnas y sedes electorales, la oposición, sindicatos, organizaciones empresariales y ciudadanos preparaban nuevas protestas para hoy.
En Sucre (sureste) y en Potosí (suroeste), varios manifestantes enfurecidos incendiaron los tribunales electorales departamentales. En La Paz se registraron choques con la Policía y en Oruro (sur) destruyeron la oficina del partido gobernante, el Movimiento Al Socialismo (MAS).
Los incidentes también alcanzaron a las ciudades de Tarija (sur), Cochabamba (centro) y Cobija (norte), donde los agentes dispersaron a los manifestantes con gases lacrimógenos. En Riberalta, departamento Beni (noreste), se derrumbó una estatua del fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez, aliado de Morales.
Para hoy se prevé una protesta mayor y más organizada. El sindicato de médicos, que mantuvo una huelga de más de un mes por reivindicaciones laborales, anunció movilizaciones en todo el país. “Hoy se juega la democracia”, dijo su líder, Luis Larrea. Fernando Camacho, presidente del poderoso Comité Pro-Santa Cruz (rica región del este del país), un colectivo de derechas que agrupa desde empresarios hasta asociaciones de vecinos, llamó a “bloquear el país”.
Los resultados
La ventaja de Morales fue cuestionada por la misión de la Organización de Estados Americanos, que llegó a Bolivia para observar las elecciones presidenciales y legislativas del domingo. “La misión manifiesta su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas” el domingo, y que estaban orientados hacia una segunda vuelta entre Morales y Mesa, dijo en un comunicado.
El OEP paralizó la difusión del escrutinio el domingo, tras un primer y único informe de conteo rápido del 84% de las actas que daba un 45,28% a Morales y un 38,16% a Mesa, datos que anticipaban una segunda vuelta el 15 de diciembre. Casi un día después, volvieron a publicar y las cifras daban la victoria a Morales, en el poder desde 2006.
Fuente: La Nación