R.D., un ferretero de 71 años del barrio porteño de Parque Patricios, estaba en su negocio de la avenida de Caseros cuando fue abordado por una mujer 25 años más joven que él, que le dijo que tenía un problema con un caño roto en la casa y que necesitaba de sus servicios.
El hombre aceptó el trabajo y acordó con ella ir después de finalizada la jornada, sin imaginarse que horas después se despertaría en la puerta de su propio domicilio, mareado y completamente confundido.
Al recobrar de a poco la memoria, el comerciante pudo recordar minuto a minuto lo que había pasado: la clienta, de acuerdo a su relato, lo sedujo, lo drogó y le robó una importante suma de dinero.
El ferretero, básicamente, había sido víctima de una “viuda negra”.
Al otro día, ya completamente recuperado, R.D. se acercó a la comisaría vecinal 4A y radicó la denuncia que recayó en la Fiscalía Nº20.
Dio todos los detalles de lo ocurrido y los datos de la mujer que presuntamente lo había asaltado.
Fue así que finalmente efectivos de la policía de la Ciudad, tras una orden de allanamiento del Juzgado Nacional en lo Correccional N° 45, a cargo del Dr. Martín Pelus, lograron la detención de C.A., una mujer de 47 años, a quien le incautaron en su domicilio de Parque Patricios una serie de elementos con lo que se presume, atrapaba a sus víctimas para luego robarlas.
En su poder tenía además, 469.600 pesos y 50.531 dólares, que supuestamente le pertenecían al comerciante. En total, la fortuna que le encontraron superaba los cuatro millones de pesos.
De acuerdo con lo que contó el hombre cuando se acercó hasta la comisaría en compañía de su familia, después de terminar el arreglo del caño, la vecina comenzó a seducirlo hasta que en el momento de mayor coqueteo entre los dos, tomó un aerosol de gas pimienta y le roció la cara. Tras reducirlo, lo maniató con precintos y lo obligó a tomar un líquido de un gotero mientras lo amenazaba con una cuchilla.
C.A. logró que el ferretero ya drogado le dijera dónde escondía sus ahorros. Le quitó las llaves de la casa, lo dejó atado y se fue en busca del botín. Minutos después, regresó y lo llevó todavía adormecido hasta la puerta de su domicilio y lo abandonó en la vereda.
Cuando llegó la policía, la ‘viuda negra’ estaba preparándose para viajar al exterior. Encontraron pastillas de Viagra, el gas pimienta, más precintos, una pistola calibre .22 y varias pertenencias de la víctima, entre ellas las llaves de su auto y el control remoto del portón de su garage. También encontraron la cantidad de dólares que el ferretero había dicho que le robó.
A medida que los investigadores realizaban la requisa y comenzaban a encontrar los elementos que cada vez la complicaban más, la mujer empezó a dar distintas explicaciones. Por ejemplo, cuando encontraron el gotero y las medicaciones que podrían utilizarse para dormir a sus víctimas, se excusó diciendo que era bombera voluntaria.
Luego cuando encontraron una mochila que había sido robada de la casa de la víctima, ella dijo que era alpinista. Y finalmente intentó justificar la presencia del gas pimienta diciendo que era periodista de policiales. Pese a todas la excusas, la mujer quedó detenida.