Una guardiacárcel de 40 años se hizo un agujero en el pantalón de su uniforme para tener sexo con un preso. Por el hecho ocurrido en Durham, Inglaterra, la mujer fue condenada a dos años de prisión.
Según investigaciones, la oficial Stephanie Smithwhite se obsesionó con Curtis “Cocky” Warren, de 56 años, a tal punto que se tatuó su nombre en el cuerpo y le envió una gran cantidad de notas eróticas en algunas de las cuales describió sus fantasías.
La mujer además de enviarle al recluso una fotografía de ella con un traje de gata, mantuvo relaciones sexuales con Warren en la cocina y el cuarto de lavado de la prisión de máxima seguridad HM Prison Frankland, así como en la celda del hombre.
Este vínculo tuvo una duración de seis meses, entre junio y diciembre de 2018. En ese momento “Cocky” cumplía con su condena de 13 años por conspirar para importar droga y, además, cargaba con una condena adicional de 10 años en prisión por no pagar 198 millones de euros en Activos del Crimen.
Esta relación, que despertó sospechas, comenzó a ser investigada con cámaras de vigilancia. Los oficiales vieron a través de ellas, que Smithwhite le entregó una nota a Warren y, cuando fueron a quitársela, el hombre se la trató de comer. Además, las investigaciones mostraron que los mensajes eran altamente sexualizados.
Al principio Smithwhite negó haber tenido una relación física con Warren. Pero, finalmente, la oficial se declaró culpable de dos delitos de mala conducta en una oficina pública, uno respecto a la relación sexual y el otro por no haber reportado que Warren tenía un celular dentro de la prisión.
El juez Jonathan Carroll describió a Warren como un “delincuente de las grandes ligas” que usó a Smithwhite para entrar drogas a la prisión, preguntándole sobre la inteligencia de la cárcel y las cámaras de seguridad.