Santiago del Estero.- Los hechos de violencia psicológica y física que sufrió durante tres años de relación fueron la “antesala” de un brutal ataque que casi termina costándole la vida a una mujer. Su expareja le pidió hablar y la llevó al monte, donde la arrastró de los cabellos y la acuchilló. Intentó clavarle un cuchillo en el cuello. La víctima logró huir.
El sábado último, una joven de 21 años, residente en el barrio Siglo XX, festejó su cumpleaños en un local de la zona sur de la Capital. Compartió con amigos y familiares. En medio de la fiesta, se sacó una fotografía con su mejor amigo y la publicó en su estado de WhatsApp; sin imaginar que eso desataría la ira de su expareja.
El agresor –un sujeto de 20 años residente en el barrio Villa del Carmen- apenas vio el estado de su exnovia, le escribió. “Quién es ese”, le cuestionó. La joven le habría pedido que “no la molestara más”. Por lo que el sujeto, de inmediato, le reprochó: “Por qué me haces esto”. Luego, a escasos 20 minutos, le escribió: “Te deseo que seas feliz y que estés bien”. La joven pensó que en ese momento, el muchacho había entendido que la relación entre ellos se había terminado y que ya nada se podía hacer para volver a estar juntos.
Con el paso de las horas, el domingo a la siesta, el sujeto le envió un mensaje a la joven. Iniciaron una discusión, donde ella, una vez más, le pidió que “no la molestara más”, mientras le pedía que “se alejara”.
Según reveló la víctima, habrían mantenido una relación de noviazgo que inició en el año 2021 y terminó en septiembre del corriente año. Durante el tiempo que estuvieron juntos, tuvieron “idas y vueltas”. El sujeto se mostraba abusivo y posesivo con la joven, al punto tal de querer controlar la ropa que usaba; las relaciones con amigos y hasta los lugares que frecuentaba. Se mimetizaron y ambos terminaron formando una relación tóxica, marcada por los reproches mutuos y las discusiones.
Decidido a “hablar” con su exnovia, el denunciado le mandó un mensaje y le dijo que “quería hablar con ella para terminar bien la relación”. Mientras le explicaba el significado que ella tenía en su vida. La jovencita aceptó. Le dijo que “hablarían en un lugar público”. Por lo que pautaron encontrarse en una plaza ubicada en el barrio Siglo XXI. Cargaba una mochila, la que tocaba constantemente como buscando algo.
El sujeto la buscó a unas cuadras de su casa. Le dijo que lo “acompañara a cargar combustible”. Fueron a una casa en el ingreso al barrio, para cargar combustible. Pero al llegar, le dijo: “Mejor vamos a la estación de servicio”. La joven lo acompañó y el sujeto condujo hasta un motel ubicado en calle Lavalle.
En ese momento, la denunciante lo obligó a detener la marcha y le expresó: “No voy a entrar aquí con vos. Hablemos en otro lugar o me vuelvo a mi casa”. Por lo que él, le había respondido: “Entremos y hablemos en un lugar más tranquilo. No quiero que la gente me vea llorar”. Pero ante la negativa de la joven, decidió ir al Parque Sur.
Puso en marcha el vehículo y condujo por la avenida de circunvalación. En el camino, le dijo que “tenía que ir a ver el terreno del novio de su madre, porque había gente que quería entrar”. Aceptó y él condujo por el camino a la localidad de El Puestito de San Antonio –departamento Capital-. Intentó ingresar a varios caminos vecinales, pero no pudo. Había gente y vehículos estacionados en las entradas de las fincas del lugar. Finalmente, ingresó por una colectora hacia una zona montuosa. En ese momento, inició el peor calvario que una persona puede vivir.
El sujeto detuvo la marcha del rodado y se bajó. La mujer, no tuvo más remedio que bajarse. Pero de inmediato, intentó alejarse. Esperó que terminara de pasar un automóvil, para cruzar la calle. El agresor la sorprendió por la espalda. La tomó de los cabellos y mientras la golpeaba, la arrastraba hacia el monte.
Tomó su mochila y extrajo un arma blanca, con la que comenzó a amenazarla de muerte. Forcejearon y logró golpearla. La tenía en el suelo, mientras le colocaba el cuchillo en el cuello y la hirió. En ese momento, le dijo: “Perdoname mi amor, te tengo que matar. Yo vine a hacer esto”.
Mientras la joven luchaba por su vida, el sujeto continuó realizándole cortes en las piernas, en las manos y en brazo. La tomó de los pelos y miraba la herida que le había realizado en el cuello; por lo que ella comenzó a suplicarle que “no la asesinara”. Le dijo: “Escapemos juntos. No le diré a nadie. Le voy a decir que me asaltaron. Llevame a que tu mamá me cure”.
Pero el sujeto, se percató de que era una estrategia de la joven para escapar y le dijo: “No, vos me vas a denunciar. No quiero ir preso. Yo te tengo que matar”. Mientras se puso a llorar. Una vez más, la víctima le remarcó que “le había cortado el cuello”. Por lo que él le respondió: “Mi amor te corté el cuello, porque te tengo que matar”.
Como pudo, la víctima logró huir y pedir ayuda a una pareja de motociclistas. En la fuga, perdió el celular, mientras que el sujeto tomó el arma blanca y el teléfono de la damnificada y escapó.
La lesionada fue trasladada al barrio Siglo XX y luego a la sede policial donde radicó la denuncia penal. Posteriormente, fue llevada a un centro de salud de la Capital, donde permaneció internada hasta ayer.
Por su parte, el agresor se presentó en una comisaría junto a su abogado y quedó detenido; por disposición judicial.
“Caí rendida, esperando que pase lo que tenga que pasar”
Ensangrentada y en medio del monte, sabía que su vida estaba en manos de su agresor que empuñaba un cuchillo y buscaba lesionarla en el cuello. El sujeto, que le pidió hablar y cargó un arma blanca, habría planeado asesinarla.
Conmocionada, la víctima reveló a Nuevo Diario: “Cuando sentí que la sangre me caía, y que él –por el agresor- me decía ‘mi amor te corté el cuello porque te tengo que matar’, me caí rendida; esperando que pase lo que tenga que pasar”.
“Él tenía todo planeado. Me mandó un mensaje diciendo ‘no nos vamos a ver nunca más’. Hoy, ahora, entiendo lo que me quiso decir. Tenía el cuchillo en la mochila, y siempre la tocaba como buscando algo”, remarcó la damnificada. Al tiempo, puntualizó: “Me amenazaba y luego, me decía que ‘nunca era capaz de hacer algo así’. Después que me hincara en el cuello, solo le decía ‘dejame morir; dejame desangrar aquí’. Creo que si estaba en cualquier lado o si en la calle no había gente en las fincas, no la contaba. Me mataba y me dejaba ahí tirada”.