Faltaban pocos minutos para las ocho de ayer. Un grupo de madres y niños esperaban ayer en la capilla Nuestra Señora de Lourdes, a 17 kilómetros de Sumampa, Santiago del Estero, la llegada del padre Miguel Espíndola para que celebrara la misa.
En esa circunstancia, ingresó al templo un joven y les pidió a las mujeres y los chicos, quienes se están preparando para recibir la primera comunión, que salieran para que él pudiera orar. Las madres le dijeron que rezara, pero que no iban a retirarse. “Estoy acostumbrado a rezar solo”, dijo el sujeto. Ante el momento de tensión, las mujeres salieron con sus hijos y detrás de ellos, el recién llegado trancó la puerta.
Al cabo de unos minutos, las mujeres decidieron asomarse a las ventanas para ver qué hacía el “feligrés”. Todas se equivocaron. No estaba rezando. El depravado se estaba masturbando. Inmediatamente llamaron a la Policía. Sin embargo, los patrulleros de la Comisaría 33ª estaban abocados a la seguridad de una peregrinación de niños y de una bicicleteada. La única forma era que los buscaran de la dependencia policial en un vehículo particular.
En ese instante llegó el sacerdote, quien comprobó el hecho y llamó a la comisaría, donde recibió la misma respuesta. El cura se trasladó hasta Sumampa y regresó con los policías, quienes abrieron la puerta de la capilla e inmovilizaron al sujeto. Hasta ese momento no solo se había masturbado, sino también había defecado en el altar.
El sospechoso tiene 20 años y se domicilia en Los Telares. Se había trasladado a Ramírez de Velazco a participar de un cumpleaños de 15.
El joven estuvo unas horas “demorado” en la dependencia y luego fue entregado a sus padres de apellido Cabrera.