La primera denuncia que Gisella presentó en la Justicia de Córdoba fue hace seis años y todavía espera una respuesta. Según la acusación, una joven que padece parálisis cerebral e hipoacusia conductiva y neurosensorial, fue violada por su padrastro y por el hermano de este cuando era menor de edad. Ambos siguen libres.
El horror salió a la luz en junio de 2014 cuando otro de sus hijos, que también era menor en ese momento, vio cómo abusaban de su hermana. Todo estalló entonces pero el sufrimiento de la familia estaba lejos aún de terminar. En cambio, fue el principio de un largo camino en busca de Justicia.
“Abusaban de ella cuando yo salía a trabajar, e incluso una vez lo hicieron mientras estaba internada”, relató la madre de la víctima a El Doce. Su abogado, Carlos Nayi, agregó que tanto Sebastián como Fernando Barrera están imputados por abuso sexual con acceso carnal y confía en conseguir que pronto la causa sea elevada a juicio, donde pedirá la pena máxima para ellos.
Los ataques fueron muchos pero además los registraron, existen fotos y videos de esos abusos. “Se aprovecharon de su condición y no tuvieron escrúpulos ni piedad”, describió además el abogado.
Mientras esperan los tiempos de la Justicia, Gisella se lamentó por el retroceso que tuvo su hija en su tratamiento. La mujer contó que había empezado a tener considerables avances gracias a la rehabilitación e incluso había conseguido mover sus piernas. Pero después de los ataques, no quiso continuar con los ejercicios.
«Le arrebataron sus sueños y le arruinaron su inocencia. Es mucho dolor”, afirmó, y responsabilizó a la primera fiscal que tuvo la causa por las demoras. Su expareja, uno de los imputados por violación, siguió con su vida normal e incluso llegó a ejercer como instructor de tenis de mesa con menores a su cargo. “A mi me mataron en vida”, concluyó.