El actual conductor del partido, José Luis Gioja, anticipó el “pase de posta” del 17 de Octubre con el que el peronismo busca “ganar de nuevo la calle”.
“El presidente de los argentinos vuelve a conducir el Partido Justicialista”, se jacta orgulloso José Luis Gioja, quien supo conducir el espacio tras la intervención del 2018 y ahora se prepara para pasarle la posta a Alberto Fernández en el masivo (aunque virtual) acto con el que se celebrará el Día de la Lealtad del próximo 17 de Octubre. “Que esté al frente del PJ es garantía de unidad”, destaca.
Mientras se prepara para “entregar el poder”, Gioja no olvida aquel 10 de abril de 2018 en el que, tras el fallo de la jueza María Romilda Servini de Cubría, la conducción del partido quedó en manos de Luis Barrionuevo. “Fue una traición, un preludio que después se confirmó con el compañero de fórmula que llevó el macrismo a las elecciones”, reconoce en diálogo con el portal Infocielo.
-¿Cómo tomó en su momento la decisión de Miguel Ángel Pichetto de acompañar a Mauricio Macri como su vicepresidente?
-Lo sentí mucho, porque he sido su amigo. Nunca más volvimos a hablar después de eso. No retomamos el diálogo. Me pareció una traición, una cosa inaceptable desde cualquier punto de vista. Macri era y es el adversario, el enemigo; el otro proyecto de país. Estamos en veredas opuestas y eso no se negocia. El peronismo siempre se mantiene en la vereda de la justicia social, en la defensa de los intereses del pueblo y en la soberanía política y económica. Macri sigue siendo todo lo opuesto.
-Resulta paradójico que Macri haya sido el disparador de la unión del peronismo, teniendo en cuenta la experiencia electoral del 2017
-Para lo único que sirvió fue para eso (ríe). Lo que nombraste fue central: la unidad. Porque el Frente de Todos significó y significa algo más que un triunfo electoral. Es cierto que la unión nos sirvió para ganar en primera vuelta, pero también es verdad que no nos sobró, ni nos sobra nadie en la unidad.
-¿Apuesta, como en su momento expresó Alberto Fernández, a seguir incorporando más sectores al peronismo?
-Desde ya. No me gusta hablar de neo peronismo, porque ese término está más identificado con los que se fueron con Macri. Nosotros hemos estado siempre abiertos a sumar a los partidos populares de la Argentina. Históricamente el Partido Justicialista ha hecho frente con todos los partidos progresistas. Está bien en claro en qué vereda estamos parados y qué intereses defendemos.
-¿Cómo se dirimen las diferencias en un frente que aglutina sectores tan opuestos?
-Cuando el macrismo se pelea, los medios hablan de ‘discusiones lógicas y normales’. Ahora, cuando nosotros nos peleamos, son peleas de gatos. Hay una gran consciencia de que la unidad hoy es un factor clave en esta estructura política que llevó al Gobierno a Alberto y a Cristina. Ella fue la creadora e ideóloga y todos lo entendemos perfectamente. Esto no significa que pensemos del mismo modo, pero hoy las diferencias se debaten en otros espacios.
-En tiempos de pandemia, ¿costó contener a los militantes para que no se manifestaran en las calles?
-Muchísimo, tuvimos que aguantarlos y contenerlos porque todos quieren salir a la calle. Entendemos que hay una pandemia que está afectando no sólo a la Argentina, sino también al mundo entero. Ninguno soñaba con este virus, pero es la realidad que tenemos y el foco sigue puesto en cuidar la salud de todos los argentinos.
-¿Hubo una orden directa de no salir a la calle?
-Sí, claro. Cuando uno ve las movilizaciones que ciertos medios hegemónicos y la oposición venden como ‘la pérdida de calle del peronismo’, quiere salir y es lógico ese sentimiento. Está en nuestro ADN, somos peronistas. Pero entendemos que es imposible hacer un acto masivo respetando los protocolos sanitarios y por eso optamos por la modalidad virtual.
-¿Cómo se lleva con la tecnología?
-Mal, la verdad es que muy mal.
-¿Ya tiene quien lo ayude para preparar el avatar para la marcha?
-Sí (ríe). La verdad es que me he amigado bastante con la tecnología gracias a esta pandemia. Sin ir más lejos, estamos sesionando de modo virtual en el Congreso; algo que ninguno había imaginado. Estoy entrenado ya con tanta videollamada, tanto zoom y tanto WhatsApp. En la Cámara hay un montón de conferencias virtuales, así que le he tomado la mano.
“Hemos conseguido una gran plataforma para llevar adelante esta gran movilización virtual”, destaca, al tiempo que reitera: “Nosotros ponemos siempre por delante los intereses de nuestro pueblo y en este momento lo primordial es la salud y cuidarnos de este virus”.
-¿Qué siente cuando escucha que dicen que el peronismo perdió la calle?
-Hay muchos sectores que buscan provocar, que convocan a marchas para después responsabilizar al Gobierno por los contagios. No es sólo la oposición macrista. Estamos hablando de representantes de la Justicia, del mundo empresarial y de algunos grupos mediáticos que tienen intereses marcados.
-¿Cuán fuerte cree que es la democracia en la Argentina?
-Muy, no pongo en duda las instituciones, pero hay mucho olor a golpismo.
-¿Y cómo se le da batalla a la desestabilización?
-Con unidad. Ya sabemos quiénes son los que están poniendo piedras en el camino. Nosotros tenemos muy en claro que la Argentina tuvo y tiene dos pandemias: la del Covid y la de los globitos amarillos. Porque no hay que olvidarse de cómo dejó el país Macri y en qué circunstancias se tuvo que administrar una emergencia sanitaria única en la historia.
-¿Cómo tomó las recientes críticas del ex presidente al partido? ¿Se siente cooptado por Cristina Kirchner?
-(Ríe) No, la verdad es que no. Es un exabrupto, un disparate más del ex presidente. Cumple a la perfección con el discurso del: “Yo no fui, yo no estuve ahí. Recién llego. Soy nuevo y no me hago cargo de nada”. Si hasta carita de bueno ponía (en la entrevista con Joaquín Morales Solá). Lo interesante de esa nota fueron todas las contradicciones de Macri. El que nunca dialogó habla de diálogo. Habla de las instituciones republicanas y cuando asumió metió a dos jueces de la Corte Suprema por decreto. Hasta un chico de sexto grado sabe que eso no es democrático.
-La responsabilidad de la “falla” política de su administración la delegó en Emilio Monzó y Rogelio Frigelio, a quienes tildó de “filo peronistas”
-Claro, porque no asume ninguna responsabilidad de nada este hombre. El Messi de las finanzas se endeudó hasta más no poder. Es un hipócrita y un mentiroso. Juega con un oportunismo mal intencionado que busca aprovechar el malestar natural que tiene la población por la situación mundial de la pandemia. Lo que busca es un votito, el perdón o directamente que se olviden de su gestión (ríe).
Aunque todavía no se definió cómo será la “aceptación formal” de Alberto Fernández, sí está confirmada su participación a modo de cierre del acto virtual, que tendrá su base presencial en Azopardo. El Gobierno busca una foto épica que tenga al presidente como principal protagonista de un “acto de masas”, en tiempos del Covid.
-¿Cuál fue la respuesta de Alberto cuando le ofrecieron la presidencia?
-No lo hemos conversado en profundidad con él, pero sí lo hemos hablado con su jefe de Gabinete (Santiago Cafiero) y con otros compañeros. Estamos convencidos de que vamos a seguir en el camino de la unidad y en un momento en el que hay que renovar autoridades partidarias, queremos una lista única para conducir el partido y que la presida el presidente. Creemos que es la garantía para sostener esa unidad.
-¿Apuesta a una renovación del peronismo, en tiempos en donde los sistemas de representación partidaria están en crisis en todo el mundo?
-Si hay un partido y un movimiento político en la Argentina y en el mundo que abraza a la juventud es el peronismo. Nuestros jóvenes se sienten identificados, porque fuimos paridos por nuestro pueblo. Las 20 verdades justicialistas que presentó Juan Domingo Perón son tan simples, como sinceras; y los jóvenes captan eso. Ahí está la respuesta al porqué de la adhesión. Los jóvenes canalizan esa rebelión sana en la interpretación del justicialismo.
-¿Cuán inclusivo es el partido en términos prácticos?
-Nos hemos aggiornando. Partimos de una base que pocos pueden ostentar: una Evita inmortal que, siendo la primera dama y en posición de poder, porque cuando se está en la oposición es fácil reclamar, se impuso y planteó que donde había una necesidad, había un derecho. Tenemos que volver a leer “La razón de mi vida”, con los cambios lógicos de época. Imagino a una mujer presidiendo el partido y bienvenido sea.
-¿Se imagina a Perón frente a una Plaza de Mayo colmada, pero de avatares digitales?
-(Ríe) No, la verdad es que no me lo imagino al General dándole click y armándose un avatar. Aunque, ahora que lo pienso bien, lo veo. Se habría adaptado.