“Creanmé que Lavagna es el candidato. Todavía no tiene que lanzar su candidatura, hoy lo despedazarían”, afirmó este domingo Eduardo Duhalde. Que el ex presidente quiera a quien fue su ministro de Economía en la Casa Rosada, no es una novedad. El dato saliente, que pudo confirmar LPO de dos fuentes que hablaron con el ex ministro, es que Lavagna ya no es tan renuente a la idea, como ocurrió en los turnos anteriores.
En plena crisis económica y con diagnóstico incierto, la postulación del ex ministro toma impulso. Hasta ahora Lavagna buscó salidas elegantes y frases de ocasión cuando le preguntaron si lucharía por la Presidencia en 2019, mientras descansa en su chacra de Marcos Paz y tantea la temperatura del agua.
“Ya no está tan reacio”, confiaron a LPO desde el peronismo no kirchnerista. “La señala más clara la dio en el encuentro que tuvo con Sergio Uñac”. En efecto, la foto con el gobernador de San Juan fue plenamente política y no tuvo otra explicación pública que la de una reunión para analizar la marcha del país. Es lo que hacen los candidatos a presidente.
Lavagna tiene excelente relación con Sergio Massa y su hijo Marco es el principal referente económico del Frente Renovador. Sin embargo, su eventual postulación abre un interrogante, ya que el tigrense aparece hoy como el candidato presidencial más fuerte del peronismo de centro que ahora se llama Alternativa Federal.
Uñac quedó muy impresionado por la falta de egoísmo y ambición personal que percibió en su charla con Lavagna, así como por la profundidad de su diagnóstico sobre los desafíos que enfrenta la Argentina. El ex ministro habló de la necesidad de un próximo gobierno moderado y de acuerdo nacional.
Conocedores de las ambiciones que se incuban en el peronismo, Duhalde y quienes impulsan la idea de Lavagna candidato se cuidan de aclarar que sería un presidente de “transición” de un mandato. Algo de eso quedó flotando en la reunión con Uñac. El ex ministro habló de la necesidad de que el próximo gobierno sea “moderado” y que impulse un gran acuerdo nacional, “sin egoísmos”.
La idea que trabaja los que impulsan a Lavagna de un presidente de “transición” de un mandato que acomode los temas centrales de la Argentina y se retire, es la misma que impulsaba Juan Manuel de la Sota. En ambos casos se trata de hombres con una extensa carrera y una edad que alimenta esa idea de una “última” intervención en la política activa, para pagar los costos que haya que pagar y dejar luego paso a la nueva generación de dirigentes.
Uñac no es el único gobernador peronista que quedó seducido con las ideas de Lavagna. También el jefe de los senadores Miguel Pichetto, que tiene sus propias aspiraciones, lo respeta. De hecho, el ex ministro Miguel Peirano, que trabaja con Pichetto, es uno de los que se menciona como parte del proyecto Lavagna Presidente. Hay un nexo entre Pichetto y Lavagna.
Pero esta idea muy tentativa, enfrenta un interrogante central: el cordobés Juan Schiaretti. En Córdoba Lavagna hizo su mejor elección cuando fue candidato en el 2007, fue de hecho la única provincia en la que ganó. Y Córdoba también fue el territorio donde Macri hizo en el 2015 la diferencia de fondo para imponerse a Daniel Scioli. Es decir, Córdoba no puede ser más importante en las presidenciales de año que viene.
El gobernador Juan Schiaretti juega al hermetismo y por ahora no hizo ningún guiño en favor de la idea de Lavagna candidato. Schiaretti viene incrementando su perfil político y acaba de imponerse en Argentina Federal: Logró que se desarme la idea de Sergio Massa de despedir el año con un gran acto en Costa Salguero y se mude el encuentro a la Casa de la provincia de Córdoba en la avenida Callao.
Schiaretti anticipó las elecciones de su provincia para el 12 de Mayo y en su entorno nadie se anima a descartar que si obtiene un triunfo resonante, luego no se tiente con dar la pelea por la Presidencia. Cerca de uno de los gobernadores que ve con buenos ojos la candidatura de Lavagna, le quitan importancia a la decisión de Schiaretti: “Los votos no son de nadie, basta hacer una medición de Lavagna en Córdoba, para ver como está”.
Al gobernador de San Juan lo sorprendió la ausencia de ambición personal que vio en Lavagna, así como su profundidad para analizar los desafíos que enfrenta la Argentina. El ex ministro ni siquiera bordeó la hipótesis de su candidatura presidencial, pero el tono de la charla fue bastante elocuente. “Este tipo de personas necesita la Argentina”, afirmó Uñac a los suyos luego de la reunión.
La última vez que Lavagna se probó en las urnas fue en aquella elección del 2007, cuando quedó tercero por detrás de Cristina Kirchner y Elisa Carrió, encabezando una coalición que incluyó al radicalismo. Eso hoy es visto como un activo por quienes lo apoyan. “Los radicales creen que es radical, los justicialistas creen que es justicialista y la gente piensa que fue fundamental en 2002”, afirmó Duhalde este domingo. En su análisis, Lavagna podría romper la polarización entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner.
“El candidato que gana hoy, sin duda, es Roberto Lavagna, pero todavía no ha lanzado su candidatura. Por más que gane, acá hay que hacer un acuerdo muy grande con otras fuerzas políticas: con el radicalismo que está más desengañado de este gobierno y con los sectores de izquierda, que son muy importantes”, concluyó Duhalde.
Fuente. La Política Online