La derrota dejó expuesta una herida que, lejos de comenzar el proceso de cicatrización, se profundizó en las últimas horas. La relación entre el gobierno nacional y María Eugenia Vidal entró en una nueva fase de tensión con final abierto.
Mientras en la Casa Rosada se lamentan por la oportunidad perdida, cargan la responsabilidad por la fallida estrategia electoral a la provincia de Buenos Aires. Cerca del presidente Mauricio Macri aseguraron que la aplastante derrota en el conurbano – Alberto Fernández le sacó al Presidente 1.000.000 de votos en la tercera sección y unos 500.000 en la primera- explica en gran parte la caída.
Ayer, en la reunión de gabinete nacional, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, mostró cifras y analizó en detalle los resultados en todo el país. Si bien Macri mejoró en los 24 distritos, hubo 13 provincias donde superó el promedio nacional, es decir, por encima del 7%; Buenos Aires no está en ese listado, que sí incluyó a Salta, Mendoza, Tucumán, Chaco y Córdoba, entre otras. “Nunca se dieron cuenta de que el medio de la boleta [por la posición de Vidal ] no tracciona. Y a eso sumale que no hicimos campaña en el conurbano. Nunca lo llevaron a Macri”, analizó un hombre con despacho en la Casa de Gobierno.
En la administración bonaerense rechazaron esos argumentos y mostraron cifras que contradicen los señalamientos. Vidal, según datos oficiales, incrementó su cosecha de votos en 633.785 entre las primarias y la elección general. Además, en la categoría a presidente, la lista que encabezó con Daniel Salvador sumó unos 714.000 votos.
“Es injusto. Nunca nos plantearon llevarlo al conurbano”, dijeron a LA NACION fuentes cercanas a la mandataria provincial. Enojados, desde La Plata enumeraron los gestos de Vidal para sostener la candidatura de Macri en los últimos meses.
“No desdoblamos la elección por pedido de Macri. Ella lo defendió casi en soledad, cuando nadie salía a hablar. Con toda la historia del plan V (el pedido del círculo rojo para que el Presidente bajara su candidatura) también lo tiró para abajo desde el primer momento. Hasta cedió con el tema colectoras”, describió un hombre de diálogo permanente con Vidal.
El error, según la mirada de los dirigentes que acompañan a la gobernadora, fue llevar al extremo la polarización. “Permitió la unión del peronismo”, explicaron. El otro punto central de la derrota fue la gestión económica. “La crisis golpeó especialmente en el conurbano”, agregaron.
Además, desde la gobernación sostuvieron que, en la Legislatura bonaerense Juntos por el Cambio mantendrá la misma cantidad de legisladores -en total son 92 diputados-, lo que representa un tercio de la Cámara, fundamental para “negociar las leyes más trascendentes”. En el Senado, en tanto, el actual oficialismo mantendrá una mayoría con 26 escaños sobre 46 totales.
El poder municipal
Otro de los puntos en los que sacan pecho es en relación con la performance electoral municipal. De los 68 intendentes actuales Juntos por el Cambio retendrá 62. Con una particularidad: el macrismo tendrá el poder en seis de las ciudades más grandes de la provincia, como La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Tandil, San Nicolás y Olavarría.
“Sabíamos que iban a venir con esto… Algunos tienen mala intención”, se lamentaron cerca de Vidal, que ven detrás de la maniobra al ala política de la Casa Rosada, que siempre mantuvo diferencias con la gobernadora. A eso se suma la relación distante y fría con el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Es por eso por lo que también armaron un cuadro comparativo con los seis distritos más importantes del país: Buenos Aires, la Capital, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos. Según los datos oficiales, en el distrito bonaerense Macri subió de 2.907.050 a 3.468.667. En la ciudad de Buenos Aires, donde Horacio Rodríguez Larreta logró un aplastante triunfo en primera vuelta, pasó de 871.692 a 1.039.750; en Córdoba, de 1.007.842 a 1.378.834, y en Santa Fe, de 676.141 a 928.289.
Pese a las diferencias, la gobernadora bonaerense estuvo ayer en la Casa Rosada, donde participó de la reunión de la mesa política, en la que también estuvieron Elisa Carrió y los gobernadores radicales Gerardo Morales, Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés, entre otros.