Comenzó a vender como emprendedora para darle de comer a sus hijos

El mundo del emprendedurismo está lleno de historias de vida fascinantes, que incluyen superación personal, sobrellevar situaciones difíciles o incluso mantener viva una tradición familiar centenaria.

En un año distinto, el Paseo Emprendedor Navideño desarrollado por el Ministerio de Desarrollo Humano y Promoción Social, a través de la Dirección de Emprendedores Sociales y Desarrollo Local, es el primer evento al que decenas de emprendedores sociales de nuestra provincia pueden asistir para dar a conocer y comercializar sus productos.

Así es como Rossana Ardiles llegó hasta el Paseo de las Palmeras, en el Parque de Mayo, para exponer sus propios y hermosos diseños de bolsos y carteras. Feliz por la cantidad de gente que se acerca a consultar sobre sus productos, Rossana comenta cómo empezó todo: “Mi emprendimiento comenzó luego de mi divorcio, hace 22 años. Tenía que darle de comer a mis hijos y esa necesidad me motivó a empezar a trabajar con telas”.

“Fue muy importante para mí la asistencia y donación que recibí en un comienzo, porque no contaba con los recursos, pero pude comenzar a confeccionar y poco a poco ir creciendo. Tras una década de mucho esfuerzo pude adquirir mi propia máquina. Me llena de satisfacción el resultado, porque pude mantener a mi casa, salir adelante. Brindarles a mis hijos la posibilidad de un futuro mejor es lo más importante para mí. Pero no me conformo, quiero más y seguiré tomando el riesgo. Mi sueño es contar con una maquina a cañón y un local propio. Esto me apasiona”, agregó Ardiles.

Otra historia fascinante dentro del Paseo Emprendedor Navideño, es la de Elsa Mercado y su hija Érica Rementería quienes continúan un legado de varias generaciones en tejido. Precisamente, es Elsa quien tras una vida entera dedicada al emprendedurismo, comenta un poco sobre de que se trata su actividad. “Realizamos tejido en telar, hilamos y bordamos, todo con la de oveja teñida por nosotras. También, realizamos cestería de palmera. Absolutamente todo a mano de manera artesanal”.

Elsa, agrega sobre cómo nació todo. “Esto es una herencia familiar, que comenzó con mis bisabuelos y espero que el legado continúe con mis nietos. Nací en Jáchal, pero hace muchos años que vivo en Albardón. Me genera mucha satisfacción que mi hija siga mis pasos (además Érica también elabora productos de panificación y dulces) y que a mis nietos les guste lo que hacemos”.

Ambas emprendedoras coincidieron en que no fue un buen año, pero que gracias al apoyo de Desarrollo Humano puedan comenzar a generar recursos. “Hoy es la primera vez en mucho tiempo que puedo salir a la calle con mis productos y por eso estoy feliz de contar con la asistencia del ministerio y esta posibilidad que me brindan. Estoy agradecida porque es un volver a empezar”, cerró Rossana.

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