A pesar de que se siguen registrando nuevos casos positivos de Coronavirus casi todos los días en la Provincia de San Juan y muertes al menos 3 veces por semana, continúan realizando celebraciones ilegales.
Y no solo eso, sino que, además, lo publican en redes sociales como “victorias” por burlarse de la policía y la justicia que “no los atrapan”.
Por fortuna para la sociedad que quiere cuidar a sus abuelos y demás personas de riesgo, “sus victorias” se van transformando en “victorias de todos” al ser denunciados, descubiertos, detenidos, juzgados, multados, y demás.
Pero lo alarmante y preocupante es que estas irregularidades continúan y estos inadaptados sociales nos poner en riesgo a todos porque, si la circulación no se logra controlar, es la salud de todos nuestros abuelos la que corre riesgo.
Y no solo nuestros abuelos sino también las demás personas que integran grupos de riesgo. ¿Tanto nos cuesta aceptar que nos tenemos que cuidar para que esto se pueda controlar?
Y la reflexión no es solo por la fiestas clandestinas: también lo es por las personas que hicieron que el microcentro colapsara en estos días atrás donde se podía apreciar que el distanciamiento social no se cumplía e incluso algunos/as no usaban cubre boca o lo usaban por debajo de la nariz o en la pera.
La alarmante falta de consciencia nos lleva a preguntarnos: ¿tan poca empatía (ponernos en el lugar del otro) tenemos por las otras personas?. Y la pregunta no solo es referida a los enfermos y fallecidos por COVID-19 sino también por sus familias.
Esas mismas familias que en algún momento fueron escrachadas como si fueran asesinos en serie hoy deben no solo sufrir el no poder acompañar a sus seres queridos e incluso, en muchos casos, no poder despedirlos.
Sino que, además, deben ver a un sector de la sociedad que no le importa su dolor y que hacen todo lo que pueden para que esto no se detenga.
En el momento que más humanos se espera que seamos, estas personas están demostrando que, muchas veces, “los animales” cuidan mejor de los suyos que nosotros de los nuestros.
¿Podrá la humanidad reaccionar? ¿O solo nos espera un camino de un sin fin de números de contagios y muertes hasta que haya una vacuna?.
Por el bien de todos (porque queremos que cuando esto termine podamos reunirnos de nuevo en una mesa familiar donde no falte nadie) esperamos que la cordura y la empatía predominen en nuestra sociedad.