“Todas las actividades y comportamientos sociales a partir de la confirmación oficial que el COVID-19 es pandemia cambiaron y los consultorios se rigen por estrictos protocolos a fin de evitar posibles contagios. Los médicos pediatras no son la excepción que, con lentes, tapabocas, máscaras protectoras, ambo y calzados destinados para este fin se preparan para atender a los más pequeños hasta los de 18 años “o quizás más”, dijo la Dra. Lissette O’Brien.
“Los pediatras por lo general atendemos a los más chiquitos y si presentan alguna patología crónica, como asma, por ejemplo, los controlamos siempre hasta alcanzar su edad adulta, aun así, nos siguen consultando y es imposible negarse. “Y ni decir cuando llegan con sus niños, también te marca que el tiempo pasa ineludiblemente”, aseguró.
La profesional contó que desde muy chiquita quería ser pediatra, por merito académico obtuvo una beca que le permitió ingresar a la carrera de medicina en Córdoba. A medida que avanzaba en sus estudios la inclinación en pediatría se consolidaba. A tal punto que ya con su diploma de médica en mano pudo ingresar a la residencia en pediatría, pero por ser extranjera no la dejaron continuar, a menos que cursara sin recibir remuneración económica alguna.
“Es mi vocación, es lo que quería ser”, contó orgullosa y “acepté el condicionamiento pudiendo obtener tres años más tarde la certificación en el Hospital Dr. Marcial Quiroga e incluso la postularon para ser jefa de Residencia, pero optó por dedicarse a su maternidad”.
Consultada acerca de su experiencia en el campo laboral, dijo que en realidad “para todos los profesionales lo más triste es ver cuando un paciente no responde a los tratamientos, es muy duro. Te vas acostumbrando, aunque nunca del todo, uno piensa que se hizo todo lo posible, siempre me puse en el lugar de la madre, ver que el niño tiene fiebre, que no evoluciona y que se llega a un desenlace es terrible, sin palabras”.
En el control del niño sano se estudia el crecimiento y su desarrollo. Esto es evaluar que el niño aprende según su edad, por ejemplo, que un chiquito de cuatro años puede hacer (dibujar) unas caritas, los ojitos, hablar y pronuncia palabras, subir y bajar escaleras, etc. Indispensable que estas observaciones sean aseveradas por sus padres o tutores en la entrevista en el consultorio. El pediatra evaluará entonces el desarrollo psicomotor del niño.
Además de medirlo, pesarlo, tomar la TA, indicar las inmunizaciones, etc. También indagar como es su socialización, observar cómo se desarrolla con su entorno, si tiene amigos, como le va en el colegio, etc. En caso de notar dificultades se recomienda realizar derivaciones oportunas a otros profesionales.
Por otro lado, recordemos que la pediatría es la especialidad médica que se encarga de los niños desde que nacen hasta los 18 años, por lo tanto, cuando ya son más grandecitos (adolescentes), el foco se centra en las consejerías, por ejemplo, de actividad, física, pautas alimentarias, salud sexual, e incluso puede asistir al consultorio solo.
La profesional recalcó que, durante esta pandemia en los controles de niño sano, hay una prevalencia de chicos que están muy nerviosos con llanto, ansiosos y creo que es el encierro, necesario por otro lado, pero puede ser el motivo que origina estos comportamientos. Por lo general los chicos tienen otras actividades y practican deportes y no lo pueden realizar y esto desencadena en este tipo de problemáticas.
Por último, la Dra. O’Brien enfatizó que los pediatras se han capacitado de manera online permanentemente en temáticas de COVID-19. “Nosotros pudimos ganar un tiempo importante desde que comenzó la pandemia, a los colegas de Europa, por ejemplo, los encontró de manera sorpresiva. Muchas de las experiencias de ellos las estamos tomando y capitalizando como un importante aprendizaje”, concluyó.