Coco tiene 80 años y fue atropellado a mediados de septiembre. Su familia denuncia la burocracia y desidia de un sistema que atenta con la calidad de vida y recuperación de los ancianos.
José Álvarez es un jubilado que disfruta de las tardes en familia junto a su esposa, sus tres hijos y sus nietos. Durante toda su vida se dedicó a trabajar en su taller de electricidad del automóvil, actividad que se vio suspendida a partir del accidente que hace poco más de un mes le cambio la vida ya que espera una cirugía que se desdibuja en medio de la burocracia entre PAMI y la clínica donde debe realizar el procedimiento.
José, conocido como “Coco” tiene 80 años y a mediados de septiembre fue atropellado en la intersección de las calles Alpatacal y Juan B. Justo de la Ciudad de Mendoza, a metros de su domicilio. Afortunadamente, los vecinos acudieron en su auxilio y la ambulancia que intervino lo trasladó de forma inmediata a la Sociedad Española, institución que le corresponde por su condición de jubilado. Desde ese día y luego de numerosos estudios realizados, su familia lucha para conseguir una cirugía que le permita continuar con sus actividades cotidianas.
El 14 de setiembre fue el inicio de la pesadilla para la familia Álvarez, luego de ser atropellado, “Coco” fue trasladado a la Sociedad Española. En la sala de guardia lo recibe el médico a cargo de la misma, quien indica a la enfermera colocar doble dosis de calmante en el suero mientras aguardaban la llegada del médico traumatólogo que según le indicaron a la familia, se encontraba operando.
“Las horas transcurrían y mi papá se quejaba de los dolores en ambas piernas pero el médico especialista no aparecía porque seguía operando” explicó Guillermo.
Ante la insistencia de la familia y luego de transcurridas algunas horas del accidente, Coco fue trasladado a la sala de rayos X para evaluar por protocolo las condiciones en las que ingresa el paciente. “Supuse que ese procedimiento sería de inmediato o acaso siendo una urgencia no se debería proceder con celeridad…para quienes no entendemos de protocolo los minutos se hacen eternos. No obstante, dos horas me parece un desatino porque hasta entonces nadie había podido diagnosticar cuan leve o cuan grave era su estado” destacó su hijo.
Una vez ingresado en la sala de rayos X, los técnicos le realizaron placas de cabeza, tronco y cadera pero nunca de las extremidades inferiores pese al constante quejido y a la sugerencia de un médico de la familia, que se había acercado hasta la Sociedad Española para conocer el estado de salud de Coco. El médico en cuestión es el hermano de Estrella, la compañera de toda la vida de Coco y madre de sus tres hijos.
Las horas seguían transcurriendo y pese a la insistencia de la familia, el médico traumatólogo no se hacía presente debido a que seguía operando.
“Estábamos desesperados escuchando las quejas desgarradoras de este viejo de 80 años que por lo visto no registra relevancia para el personal de la institución”, dijo Guillermo.
“Otro médico y la enfermera nos informan que los quejidos en las piernas son producto del golpe, meros traumatismos que se irán calmando con reposo. Insistíamos con la presencia del especialista pero para nuestro asombro se nos informa que el médico está muy complicado, que no podrá evaluar el cuadro porque sigue operando y nos sugiere que lo llevemos de regreso a casa dado que la contención familiar y el reposo harían disminuir sus dolores”, agregó el hijo mayor de la familia.
En ese momento, la familia se encontró con la disyuntiva de llevarlo a casa o dejarlo internado en sala de guardia porque no contaban con camas disponibles pero les aclararon que de venir una urgencia que revirtiera mayor gravedad sería sacado de la sala.
“A esa altura de los hechos el médico especialista ‘seguía operando’ y yo me cuestionaba si mi papá iría a parar a la sala de espera improvisada en la playa de estacionamiento, que probablemente esté subsidiada por PAMI pero que me parecía poco digno para alguien de avanzada edad que había llegado al nosocomio porque fue atropellado” agregó Guillermo.
La enfermera que estaba presente les sugiere que vuelvan a casa ya que de acuerdo a lo evaluado en sala de rayos X, Coco no presentaba daños de gravedad y los fuertes dolores en ambas piernas eran consecuencia de los golpes, que irían disminuyendo con el paso del tiempo.
“Pese a la aceptación de lo sugerido contradictoriamente nos niegan el alta hasta tanto el traumatólogo lo evalúe y lo indique, pero como ya nos lo habían informado ‘seguía operando’ y solamente podíamos salir bajo alta voluntaria, destacó Guillermo y agregó: “La evaluación de su estado había sido positiva, por el cual no dudo en firmar el alta porque bajo ningún concepto podía dejar internado a mi padre en una sala improvisada”.
Una vez trasladado al domicilio, Coco gritaba de dolor y la familia decide buscar un radiólogo de forma particular, quien luego de tomar las placas en las piernas les informa que presentaba una fractura desplazada en la rodilla y otra fractura en el tobillo. “Para el personal de salud de la Sociedad Española eran sólo golpes leves que no revestían importancia. Qué distinto hubiera sido el diagnóstico si el especialista, que por lo visto ‘seguía operando’ hubiese indicado en tiempo y forma las placas pertinentes ante las quejas desgarradoras de dolor”, explicó.
“Lejos de honrar a nuestros ancianos, fuentes de sabiduría y experiencia, para muchos profesionales de la salud y para el sistema, ellos son tristemente descartables. Pero para mi familia y para mí, este viejo de 80 años ha sido nuestra guía, nuestro sostén, ejemplo de honradez, trabajo, tenacidad, sencillez y lealtad”, destacó Guillermo.
Desde hace un mes, la familia insiste con una cirugía que se encuentra postergada por la burocracia de un sistema que no entiende de tiempos, edades y condiciones. Mientras tanto, “Coco” no puede continuar con la vida que llevaba antes del accidente donde podía trasladarse y realizar sus actividades cotidianas, hoy está en silla de ruedas a la espera de una solución que Pami no hace efectiva.
“Apelo a que reevalúen sus prácticas profesionales como así también su juramento hipocrático para que otros ancianos y sus respectivas familias no tengan que atravesar por la desidia del sistema pero por sobre todas las cosas por la desidia de la deshumanización a los ancianos”, destacó Guillermo.
La operación que nunca fue…
El 14 de octubre, un mes luego del accidente y ante la impotencia de la falta de respuestas que pone en juego la recuperación de Coco, Guillermo acude a la Sede Central de PAMI en busca de una respuesta a la solicitud del pedido de insumos quirúrgicos, requeridos en carácter de urgente por el médico traumatólogo el día 27 de setiembre.
“El médico nos explicó que de no llegar las placas y tornillos en tiempo y forma habría que reevaluar la situación y las consecuencias de la no intervención, porque de eso dependería su futura movilidad y calidad de vida”, dijo el hijo, quien recibió en mano los detalles de la solicitud de insumos por parte de PAMI y la confirmación de que el día siguiente tenía fecha de internación y posible fecha de intervención.
El 15 de octubre, la familia concurre a la Sociedad Española solicitando cama donde les explican que a pesar de tener la orden, no han recibido los insumos por parte de la ortopedia y los citan nuevamente para realizar una evaluación este lunes.
“Mi papá tiene la suerte de tener 3 hijos que nos ocupamos de él gestionando todo trámite administrativo que corresponda haciéndole valer sus derechos…Hemos tenido q golpear muchas puertas y levantar la voz… por momentos llorar a mares ante la indiferencia, la deshumanización, el maltrato, la falta de compromiso y responsabilidad y aún así hemos sacado fuerzas para seguir peleando por la causa, pero muchos de nuestros ancianos están solos y no tienen a nadie que se ocupe de ellos… Por esa razón, mis hermanos y yo, estamos convencidos que llegó el momento de decir basta”, cerró Guillermo.
La familia hoy acudirá nuevamente a la Sociedad Española en busca de una solución que hace un mes vienen postergando, respuestas que son un derecho al acceso a la salud que debe ser garantizado por los organismos estatales, en este caso, la obra social.
Fuente: MDZ