El colectivero tenía factores de riesgo y se reincorporó al trabajo tras recibir su primera vacuna, tal como lo indicaba una resolución del Gobierno.
Álvaro Pío Santillán trabajaba para la línea 60. Desde el comienzo de la pandemia había tenido licencia ya que se encontraba dentro del grupo de personas con comorbilidades. En mayo, luego de la publicación del Gobierno que indicaba que el personal que ya había sido vacunado al menos con una dosis debía regresar al trabajo, fue reincorporado.
Santillán se contagió el virus y no pudo sobrevivir. Sus compañeros aseguran que su muerte “no fue una desgracia sino el resultado de una política sanitaria deficiente que arriesga la salud”.
Santiago, un compañero de Santillán, escribió en su cuenta de redes sociales: “Me desperté con seis llamadas perdidas, eran de la esposa de un compañero. Antes de que pudiera responder recibí una llamada más de su hijo que me confirmó lo que imaginaba: Álvaro Pío Santillán, compañero chófer de la cabecera Barracas, falleció en una cama del hospital Güemes a causa del coronavirus. Hay bronca, mucha bronca. Es el tercer compañero de la línea que se muere a causa de esta pandemia, y nada indica que no se sigan muriendo otros”.
En abril de este año, los choferes de la línea 60 hicieron varios cortes en la autopista Panamericana a la altura del kilómetro 42.5 del ramal Escobar. Su reclamo se basaba en la necesidad de obtener un plan de vacunación para los conductores, protocolos sanitarios para evitar los contagios en las unidades de transporte y un aumento salarial. Nada sucedió.
Si bien en las últimas semanas se abrió la vacunación para personas sin comorbilidades, muy pocas personas han completado la inoculación. Tras la muerte del tercer chofer de la empresa, los conductores volvieron a exigir la aplicación de protocolos estrictos, que se vuelva a licenciar al personal de riesgo hasta tanto se complete la vacunación, y que se incluya a los trabajadores de la actividad en la lista de esenciales.
Fuente: Mitre