Después de pasar cinco meses en una incubadora, sometido a todo tipo de exámenes y con cuidados extremos, un bebé que había nacido con un peso ínfimo se recuperó y ya fue dado de alta, con más de tres kilogramos. Se convirtió así en el nene con menor peso en llegar al mundo y esquivar la muerte.
Cuando iban 22 semanas de gestación, un problema de crecimiento obligó a realizar una intervención de urgencia en el hospital de la Universidad de Keio, en Japón. El nene pesaba solamente 268 gramos. Las posibilidad de que siguiera con vida eran mínimas, pero los médicos hicieron todo lo que estaba a su alcance para que el pibito saliera adelante y luego de varios meses, lo lograron.
«Cuando nació era tan pequeño que entraba en la mano de un adulto«, comentaron los médicos, que agregaron que «la tasa de supervivencia de los nacidos por debajo de los 300 gramos es muy baja, sobre todo cuando se trata de varones».
Durante los siguientes cinco meses, una incubadora fue el hogar del niño, quien poco a poco fue alcanzando un peso adecuado. «Tras cinco meses de cuidados intensivos en el servicio de neonatología, el bebé pesaba 3,238 kilos. Incluso cuando un bebé nace muy pequeño, existe la posibilidad de que pueda dejar la maternidad con buena salud«, destacó el médico Takeshi Arimitsu, luego de que la criatura fuese dada de alta.
Por su parte, la madre expresó: «Estoy feliz de que haya aumentado tanto de peso, sinceramente no creía que pudiera sobrevivir». De esta manera, el bebé japonés superó a un alemán, que nació en 2009 con 274 gramos. Sin embargo, el récord aún lo conserva una chiquita que también nació en Alemania, en 2015, con 252 gramos