La salida del nene del hospital fue emocionante para los profesionales del hospital y toda su familia
El COVID-19 ha contagiado a millones de personas en el mundo entero, un niño brasileño fue uno de los infectados en su país, la gravedad de su condición lo tuvo cercano a la muerte, pero después de cuatro meses de estar hospitalizado una noticia llenó de felicidad a su familia.
Matheus Moreira es un niño de ocho años de edad que vive con sus padres y por desgracia, como muchos otros, en diciembre del año pasado se contagió con el coronavirus.
Su condición de salud comenzó a deteriorarse rápidamente y tuvieron que llevarlo en helicóptero desde el campo donde vivía a la ciudad para recibir una atención inmediata.
Llegó en muy malas condiciones a la Unidad de Emergencias del Hospital Municipal Jesús, en el barrio de Vila Isabel, que queda en la ciudad de São José de Ubá al norte de Río de Janeiro.
En ese momento sus pulmones se encontraban complicados en un 90%, la angustia y preocupación de sus familiares era indescriptible y los médicos hacían todo lo que estaba a su alcance para sacarlo del inminente peligro que corría.
Para nadie es un secreto la tragedia que vive Brasil en cuanto a contagios y decesos por la pandemia, las cifras crecen de manera vertiginosa incluso la nueva cepa o variante, mucho más virulenta que la ya conocida, está presente en todo el país.
Después de cuatro largos meses, el niño comenzó a dar indicios de que estaba mejorando, el terrible virus estaba cediendo y los médicos le dieron el alta. La alegría del personal de la salud y de los familiares niño era inmensa. El caso fue compartido en las redes sociales y los internautas expresaron su satisfacción por la mejoría.
“¡Qué gran alegría saber que Matheus logró ganar la batalla!”, dijo un emocionado usuario.
En efecto, el jovencito salió del hospital ante la mirada de felicidad de todos los que estaban en el hospital, ahora podrá volver a jugar fútbol y pasear con su bicicleta por toda la urbanización donde vive junto a sus amiguitos que lo esperan ansiosos. Aunque en realidad debe esperar un poco en casa para reponer sus energías.
Su inocente rostro infantil denotaba lo que sentía al poder irse por fin a su casa completamente sano. Atrás quedaron los días de angustia y temor para él y toda su familia, pero están conscientes de que les toca mantenerse atentos y seguir manteniendo los cuidados del caso.