A partir de diciembre, los precios de los combustibles en Argentina experimentarán un nuevo incremento, estimado entre el 2% y el 3%. Este ajuste, que impactará en las estaciones de servicio de todo el país, responde a la suba del dólar oficial y a otros factores económicos y fiscales.
Factores que impulsan el aumento
Aunque el precio internacional del crudo se ha mantenido estable, la devaluación del peso frente al dólar incrementa los costos de importación, afectando directamente el precio final que enfrentan los consumidores. Además, el alza en los precios de los biocombustibles, que se mezclan con naftas y gasoil, contribuye a este nuevo ajuste.
Otro aspecto clave es la posible actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (CO2), que el Gobierno podría implementar en las próximas semanas. De concretarse, este ajuste fiscal añadiría más presión sobre los costos.
Impacto en el consumo
El aumento, alineado con la tasa mensual de devaluación del peso, llega en un contexto donde el consumo de combustibles ya registra una caída sostenida. Este nuevo ajuste podría profundizar esa tendencia, afectando tanto a consumidores particulares como a sectores productivos que dependen del transporte.
Perspectivas
Si bien los aumentos buscan acompañar los costos de producción e importación, generan preocupación entre los usuarios, quienes enfrentan precios más altos en un contexto de elevada inflación. Se espera que en las próximas semanas las petroleras definan los valores finales que aplicarán en las estaciones de servicio.
Estos ajustes reflejan el desafío de equilibrar las necesidades del mercado energético con la estabilidad económica, en un contexto de fluctuaciones cambiarias y presiones fiscales crecientes.