Caos en el ascenso: las sospechas por los favores arbitrales atormentan a la AFA

El ascenso y el fútbol del interior, las plataformas sobre las que Claudio Chiqui Tapia construyó poder para ser el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), se ofrecen ahora como un territorio sembrado de minas. Las definiciones de los torneos de la temporada 2018/19, partidos que premiaban con el salto a una categoría superior, se convirtieron en una cadena de escándalos y sospechas. El último estallido se produjo el domingo en el estadio José María Minella, de Mar del Plata, después de la sentada y el retiro de los futbolistas de San Jorge, de Tucumán: una protesta pacífica ante el polémico desempeño del árbitro Adrián Franklin en el encuentro desquite con Alvarado, donde estaba en juego una plaza en el próximo Nacional B. Y fue Antonio Raed, presidente del Tribunal de Disciplina del Consejo Federal de la AFA, el que con su renuncia y frases contundentes activó la desvergüenza.

«Es público y notorio que el arbitraje fue amañado. Generó estado de nerviosismo y sacó de eje a uno de los equipos. No quiero justificar reacciones por parte de estos muchachos, pero que las cosas se den de un modo tan amañado y digitado. Todo el mundo puede sacar sus conclusiones. Renuncio por un cúmulo de situaciones, pero sobre todo por los arbitrajes en estas categorías del fútbol argentino. Se vienen reiterando hechos que me causan fatiga moral», denunció Raed, en declaraciones a LV12 Online; el dirigente todavía sigue en funciones, ya que la renuncia deberá ser aceptada.

El intento de salida de Raed, de 62 años, al que apodan Pachi, un santiagueño que fue candidato a legislador por Tucumán en las recientes elecciones, incomoda a su hermano Guillermo, vicepresidente tercero de la AFA y titular de Mitre, de Santiago del Estero, club que participa desde 2017 en la primera B Nacional. Guillermo, además de ser un empresario exitoso que con su bebida gaseosa Secco es sponsor de Atlético Tucumán, varios clubes del ascenso y de la Liga Nacional de Básquetbol, tiene lazos con Pablo Toviggino, presidente del Consejo Federal de la AFA.

Para los dirigentes del ascenso o del interior que responden a Tapia, Chiqui es el Comandante que con su liderazgo marcó un hito: llevó a Ascenso Unido al sillón de la presidencia del edificio de la calle Viamonte. Los resultados que se exhiben en los torneos que maneja la AFA asoman como presuntos favores a quienes exhibieron lealtad, cuando los principales clubes poderosos del fútbol argentino se inclinaban por ungir a Marcelo Tinelli como presidente.

Clubes que lograron o disputaron los cupos de ascenso a la Superliga, la primera B Nacional, la B Metropolitana, la primera C, el Federal A… enseñan en sus campañas las suspicacias que se tejieron alrededor de varios encuentros de esos campeonatos. Barracas Central es la institución en la que se forjó como dirigente deportivo Tapia, y el Guapo, como apodan al equipo, logró trepar por primera vez en sus 115 años de historia a la B Nacional. Fue un equipo que apabulló, a tal punto que ascendió siete fechas antes de la finalización del torneo; sus estadísticas metieron miedo, con una racha de 29 partidos invictos -apenas perdió tres de los 38-, aunque los aliados del Comandante se quejaron de los fallos arbitrales. Un gran plantel, con un técnico de experiencia como Salvador Daniele, no necesitaban ayuda. Las presunciones le terminaron quitando mérito al logro.

La primera B Metropolitana resultó un torneo irregular, en el que se modificaron las reglas en medio de la competencia. Cinco ascensos, cuatro directos -los que consiguieron Barracas Central, Estudiantes de Buenos Aires, Atlanta y Riestra-, y el ganador del torneo Reducido [All Boys superó a San Telmo]; fallos controvertidos, como el gol mal anulado a Atlanta contra el campeón y los yerros arbitrales a favor de Riestra en el empate agónico con Talleres (RE).; partidos que debían disputarse en 2018 y se reprogramaron misteriosamente para el primer semestre de este año.

Pero también el ascenso de Real Pilar F.C., de la Primera D a la C, fue eje de polémicas. Se trata de un club que se fundó hace dos años y logró algo que no sucedía desde 1979: la afiliación directa a la AFA; además, mantiene estrechos vínculos con el presidente Mauricio Macri y Daniel Angelici, presidente de Boca, a través del socio fundador César Mansilla. En las semifinales del torneo Reducido, Argentino de Rosario presentó una protesta por la mala inclusión del jugador David Sueldo, que en 2015 firmó contrato con Argentinos Juniors, violando así el artículo 206 del reglamento, que señala la prohibición de contar con futbolistas profesionales, porque la primera D se trata de un campeonato amateur. La documentación, de 27 páginas, fue rechazada por el Tribunal de Disciplina de la AFA; Real Pilar siguió el recorrido y superó en las finales a Liniers, para acompañar al campeón Argentino de Merlo, rumbo a la C.

El reciente estallido en Mar del Plata, con el ascenso de Alvarado, tuvo como antecedente inmediato en el Federal A el logro de Estudiantes de Río Cuarto. El hecho no le fue en zaga y el desenlace es una inequívoca demostración del descalabro. El uruguayo Juan Tejera, el futbolista que en audios de Whatsapp señaló que al firmar el contrato el presidente le expresó que el ascenso estaba arreglado, recibió una suspensión de seis meses. «Los árbitros cobraban a favor nuestro, cualquier falta era todo a favor de nosotros», resumía el mensaje. La temporada pasada, el Tribunal de Disciplina del Consejo Federal -el mismo que ahora castigó al defensor charrúa- le dio por perdido un partido a Estudiantes de Río Cuarto ante Central Córdoba, de Santiago del Estero, durante el Pentagonal Final. Con el marcador 2-2 y a los 47 minutos del segundo tiempo, el público cordobés invadió el campo de juego; la sentencia fue victoria 2-0 de los santiagueños, que en dos temporadas treparon del Federal A a la Superliga.

El ascenso y el interior, esa unidad que elevó al Comandante Tapia a ser presidente de la AFA, es la misma que ahora le quita el sueño.

Fuente: La Nación

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