Una fiscal de Bahía Blanca comenzó a investigar una denuncia de abuso sexual contra Mauro Henrique Cantanhede Ferreira, un sacerdote de la parroquia San Roque de esta ciudad bonaerense, realizada por una mujer de 33 años, de quien no se dio a conocer la identidad aunque sí se supo que dictaba clases de catecismo. La denuncia fue presentada en la Comisaría de la Mujer, lo que derivó en la intervención de la fiscal de la Unidad de Delitos Sexuales, Marina Lara.
En la denuncia, la mujer señaló que “había comenzado en mayo una relación de amistad con el religioso, con quien mantuvo conversaciones a través de mensajes de Whatsapp, y quien posteriormente le habría pedido que le enviara fotografías de su cuerpo en ropa interior”, informaron fuentes judiciales. La joven relató que en octubre, el cura concurrió a su casa donde, luego de charlar un rato, la obligó a que le practicara sexo oral.
La catequista acompañó su denuncia contra el religioso con capturas de mensajes de Whatsapp. “Ahora se buscarán distintas pruebas, se realizarán pericias psicológicas y otros elementos que puedan llegar a corroborar su relato, a fines de poder hacer una imputación”, agregaron las fuentes.
Si bien su identidad se mantiene en reserva, la denunciante hizo ayer declaraciones a la prensa. “Es como un grado de perversión de parte de él (del cura) y de abuso de poder. Lo siento, porque fue llevando todo a la relación en base a miedo, a decirme ‘nunca hables, borrá todos los mensajes, no dejes nada’”, comentó la mujer, quien sostuvo: “Los únicos mensajes que yo llego a tener son a partir del 2 de noviembre, que empiezo a guardar conversaciones como para tener algo de prueba de que hablaba con él y que me decía ‘borrá éstos mensajes, que no quede nada’”. A propósito, la mujer señaló: “La relación fue de amistad, él se mostraba como apoyando, como que decía que era para contener a cualquier otro fiel de la iglesia y que era una persona que ayudaba a la comunidad”.
Asimismo, la víctima se explayó sobre los mensajes y fotos, y explicó: “Me lo hacía ver como que era una relación de amistad y que yo tenía que respetarlo como un representante de Dios acá en la tierra y le tenía que seguir el juego. Soy creyente, practicante y me siento muy vulnerada como mujer y no escuchada de parte de la curia, la parte eclesiástica, porque desde la parroquia San Roque se me amenazó que si denunciaba me iba a pasar algo”. Y sintetizó su sentimiento: “No quiero dejar de creer, solo pretendo que se me escuche”.
Es un escenario complejo
La abogada de la víctima, Fernanda Petersen, reveló que sus pruebas se basan en chats de Whatsapp que serán vistos por peritos que decidirán qué sucedió y, de ese resultado, se evaluará qué es lo que surge”. Según explicó, probar el consentimiento en estos hechos “es un escenario complejo”, en el que deberán intervenir pericias psicológicas y psiquiátricas. También tener en cuenta “la integralidad que este tipo de delitos requiere, porque muchas veces lo que entendemos como consentimiento está viciado”.