China obliga a sus médicos cirujanos a ejecutar a los prisioneros que fueron condenados a muerte arrancándoles el corazón y otros órganos cuando todavía están vivos, según reveló una nueva investigación realizada en Australia.
El estudio de la Universidad Nacional de Australia (ANU), publicado en el American Journal of Transplantation, se basa en 124.770 documentos médicos de bases de datos oficiales chinas entre 1980 y 2020, que fueron examinados para conocer los secretos sobre el comercio clandestino de sustracción de órganos en China.
Según la investigación, las causas de muerte certificadas no coincidían con los procedimientos médicos enumerados en 56 hospitales de todo el país: en estos casos, los corazones de los prisioneros eran extraídos del cuerpo antes de que tuvieran muerte cerebral para dárselos de inmediato a personas que esperaban el trasplante.
Los autores, el doctor Matthew Robertson y el cirujano de trasplante cardíaco israelí Jacob Lavee, dijeron que su trabajo es el primer estudio integral que “ilustra el papel activo que los médicos de trasplante en China desempeñaron en este proceso”.
Los investigadores afirmaron que sus hallazgos muestran cómo el proceso de ejecución reemplaza un pelotón de fusilamiento por un quirófano. “Descubrimos que los médicos se convirtieron en verdugos en nombre del estado y que el método de ejecución fue la extracción del corazón”, dijo Robertson.
Las cirugías llevadas a cabo en estos casi 60 hospitales chinos se realizaron en personas que todavía eran conscientes. Y, si bien los investigadores dijeron que los registros oficiales chinos indicaban que los prisioneros tenían “muerte cerebral” antes de las cirugías, eso era imposible.
También se sospecha que otros órganos, incluidos hígados y riñones, se toman como parte de este entramado secreto, que anteriormente fue denunciado por la ONU.