Una joven de 27 años descubre que el bebé que espera padece una enfermedad rara con poca esperanza de vida y decide abortar. Pero durante la intervención el niño sale vivo y muere diez horas después en el hospital.
Loran Denison, de 27 años, estaba embarazada de su cuarto hijo, cuando una prueba a las 15 semanas reveló que tenía el síndrome de Edwards. Es una afección poco común, pero muy grave y la mayoría de los bebés con esta enfermedad mueren antes o poco después de nacer.
Cuando los médicos les comunicaron que el bebé no sobreviviría, Loran, de 27 años, y su marido Scott, de 35, tomaron la decisión de parar el embarazo de forma médica.
Pero el bebé, al que ya habían llamado Kiyo Bleu, nació a las cuatro de la madrugada del 9 de abril, pesando 150 gramos, y respirando. Cuando Scott, la pareja de Loran, lo agarró, dijo: “Su corazón late”, y los médicos dijeron: “Es imposible”.
Sin embargo, el milagro duró poco, ya que el recién nacido se fue apagando hasta morir a las diez horas del parto.
La pareja, de Blackburn, una localidad inglesa al norte de Manchester, solicitaron bautizar y bendecir al bebé en el hospital mientras estaba vivo. Y finalmente, el pequeño recibió sepultura el 14 de abril.