El hecho ocurrió en Frías, Santiago del Estero. Una mujer de 64 años y su hijo de 32 murieron en apenas dos días a raíz del contagio de coronavirus que sufrieron y las fallas generadas en el organismo.
La pandemia en la Argentina está en uno de sus peores momentos tanto en ritmo de contagios como en muertes. En la ciudad de Frías, Santiago del Estero, madre e hijo murieron con dos días de diferencia a raíz del contagio de coronavirus.
“Primero fue mi exesposa Lilí Paolantonio que, mientras atravesaba por una enfermedad terminal, dio positivo de Covid 19 el viernes 21 de mayo junto con mi hijo Martín y el virus se encargó de acelerar su tránsito de vida, falleciendo este domingo 23 y en la madrugada del lunes se apagó la vida de mi hijo en la ciudad Capital hacia donde había sido derivado desde Frías, el sábado por la tarde, con un cuadro severo de neumonía por supuesto agravado por este virus, expresó Fidel Rodríguez, padre del joven, quien es un reconocido hombre de su ciudad por su extensa trayectoria en los medios radiales, locales y provinciales.
Y agregó en diálogo con El Liberal: “Es un virus muy agresivo me dijo el doctor ayer, lo ha destrozado a mi hijo, es importante que la comunidad tome conciencia de esto, desde todos los medios de comunicación debemos insistir con advertirle a la sociedad que es esto es muy grave, porque quienes estamos en los medios de comunicación somos una pieza fundamental para advertirle a la sociedad sobre estos duros golpes”.
“Yo quisiera agradecer a toda la comunidad de Frías conocidos, ex compañeros de Lilí y amigos de mi hijo por el acompañamiento y muestras de pesar y también al gobernador de la provincia por sus lágrimas en la comunicación y su compromiso para cuidar a todos los santiagueños en este enorme esfuerzo”, insistió Rodríguez.
A su vez, reveló que sus hijas busca fuerzas en sus hijas Romina (actualmente con coronavirus) y Vanesa (quien superó el virus).
“El virus te quita momentos gratos de la vida junto a tus seres queridos y además no te permite compartir el momento de dolor, porque no pude estar al lado de mi hijo en su cama, no pude arrimarme hasta la morguera a despedirlo, debemos tener cuidado porque uno no sabe quién se lo lleva, es un enemigo al que no lo visibilizamos, debemos saber que la fuerza de la tormenta amenaza con destruimos y el miedo ahoga nuestro corazón, pero en todos esos momentos no debemos perder la fe, Dios no está a la orilla, él está junto a nosotros para sostenernos y ayudarnos a salir”, cerró.