Una pareja joven de padres vio un anuncio en Internet donde un proveedor de Wifi desafiaba a nombrar a sus hijos recién nacidos Twifus (si era un niño) o Twifia (si era una niña) a cambio de 18 años de Internet gratis.
Los padres pusieron en la balanza los 18 años de ahorrar en pagar el Internet y realmente era un numero muy grande, lo cual lo podían utilizar para otros gastos, o aún más importante poner ese dinero en una cuenta de ahorros para su hija y su futuro.
Claramente no tenían ninguna desventaja hacerlo oficial, iban a tener beneficios por unos largos años mientras esa plata que debían gastar en el wifi la ahorraban para su pequeña hija.
Los padres decidieron optar ponerle el nombre TWIFIA finalmente como el segundo nombre de su hija en su certificado de nacimiento.
Mientras más lo pensaban y más lo procesaban de alguna forma los empezó a envolver el encanto de la originalidad y de como sonaba.
A la que más le costo aceptarlo fue a la madre, pero finalmente la decisión fue unánime.
La pareja decidió mantener el anonimato ya que por alguna razón se sentían avergonzados y realmente no querían dar explicaciones por sus decisiones.
Por otra parte el CEO de Twifi, Philippe Fotsch, aplaudió el accionar de la pareja, y prometió mantener su parte del trato, incluso si la empresa entraba en quiebra en 2018, diciendo que era «una cuestión de honor».
Fotsch también aclaro que la oferta de su compañía aún se mantiene si otros nuevos padres están dispuestos a nombrar a sus bebés Twifus o Twifia.
Tal vez más familias optaron por llamarlos así a sus hijos y ganar un gran beneficio por el mismo. Tanto para ellos como para sus hijos en un futuro.
Creo que muchas personas lo hubieran hecho y lo seguirían haciendo. Si lo piensan bien es una estrategia de marketing muy llamativa.
Imagínense contando la historia de como y por que se llaman así sus hijos. Se convertiría en un marketing boca en boca.