Massa es el nuevo ministro de Economía, Agricultura y Desarrollo Productivo

A un mes de la asunción de Batakis, Sergio Massa la reemplazará y absorberá otros dos ministerios.

Sergio Massa se quedó con el control de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, incluyendo además las relaciones con los organismos internacionales, bilaterales y multilaterales de crédito, así lo confirmó Presidencia en un comunicado.

De esta manera, se puso en marcha un nuevo esquema de poder en el gobierno nacional: Massa asumirá como coordinador de toda el área económica. Esto fue lo que acordaron el presidente Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Massa. Tras la confirmación de la Casa Rosada, Massa informó que el lunes comenzará a designar a los funcionarios que lo acompañarán en su gestión.

El diputado, que ya tenía bajo su dominio Transporte, buscará extender su control sobre la AFIP y el Banco Nación. Lo que aún resta por definir es que ocurrirá con Energía, terreno que controla con celo la vicepresidenta, y con el Banco Central, con Miguel Pesce a la cabeza, que hoy dispuso un fuerte aumento en las tasas de interés de referencia para la economía. Por ahora, cada terminal del Frente de Todos conservaría su porción de poder y su capacidad de fuego.

El diputado no actuará como ministro, sino como un primus interpares. Una especie de jefe de gabinete económico. De hecho, no reportará al ministro coordinador, Juan Manzur, sino que tendrá línea directa con el Presidente. Y por supuesto, con la vice.

En otro día marcado por los rumores y negociaciones, el tigrense desayunó con el jefe del Estado en la quinta presidencial de Olivos y por la tarde estuvo reunido con la expresidenta en su despacho en el Senado. Los tres estuvieron de acuerdo para avanzar lo más rápido posible en la implementación del nuevo organigrama en el que trabajó contra reloj la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra.

Cristina Fernández de Kirchner, el presidente Alberto Fernández y Sergio Massa antes del anuncio de la reestructuración de la deuda en Casa Rosada el 31/8/2020Juan Mabromata – AFP

El Presidente se puso al frente de las negociaciones con sus ministros para que acepten el nuevo esquema. El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, no opuso resistencia. Distinta fue la reacción de Daniel Scioli (Desarrollo Productivo), que se fue enojado de la Casa Rosada tras su conversación con Fernández, aunque aún no definió su futuro.

Tras la salida de Martín Guzmán, el líder del Frente Renovador había pedido el control de distintas áreas clave. No quería “entrar a la cancha” solo. La AFIP, por caso, es un área que Massa busca controlar desde el día uno. Recientemente colocó en Aduanas a Guillermo Michel y algunos auguraban un ascenso de ese funcionario a la silla de Marcó del Pont. Pero fuentes oficiales advirtieron que Michel por ahora está abocado a su tarea en la Aduana.

Quien no aceptó fue Gustavo Beliz, que renunció como secretario de Asuntos Estratégicos. Hombre de máxima confianza del mandatario, decidió abandonar el gobierno nacional cansado de “tragarse sapos”, según describieron allegados al exministro de Justicia. Massa quedará a cargo del manejo de la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el BID y la CAF.

Silvina Batakis, en tanto, se quedará en la gestión. La economista, que se enteró de su salida del Palacio de Hacienda en Washington, está “abatida”, según trascendió. Tras la conversación con el Presidente puso su renuncia a disposición, pero Fernández le pidió que se quedara y finalmente ambos acordaron seguir conversando sobre el papel que tendrá de aquí en más.

En Casa Rosada resaltaban la “entereza política” de la funcionaria, que perdió el control de la botonera a menos de un mes de haber asumido. Después de dos horas a solas con Fernández, Batakis se fue de Balcarce 50 con un pedido para que se quede en la gestión, aunque con un panorama aún difuso sobre su futuro rol. “Se queda”, aseguró un importante colaborador del Gobierno muy al tanto de los cambios que se discuten en la Casa Rosada.

Fuente: La Nación

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