Por qué un grupo de venezolanos fiscaliza hoy por Juntos por el Cambio

Aunque Zoraida Rivera no figura en el padrón electoral, hoy se levantó temprano para la votación de las Elecciones 2019. «Creeme que si pudiera estaría sentada con la planilla en una mesa», dice mientras ayuda a repartir viandas por las escuelas de San Telmo. A esta abogada venezolana le gustaría ser fiscal, pero llegó a Buenos Aires hace menos de dos años y su DNI temporario no la habilita para tal función. Entonces ayuda como puede al equipo de Juntos por el Cambio desde la sede de la Comuna 1. «Los venezolanos estamos bastante contentos y esperamos celebrar una fiesta electoral. La comunidad internacional tiene los ojos puestos en la elección», dice mientras coordina las comidas y bebidas que acercarán a cada lugar de votación.

El jueves pasado Mauricio Macri llamó a «cuidar cada voto» de esta elección. Muchos venezolanos recogieron el guante y se unieron a los equipos de Juntos por el Cambio para ayudar como pueden en la logística del enorme operativo de fiscalización que se montó en torno a las urnas. Colaboran desde San Telmo, la villa 31 o Pilar y sienten que hacen «algo por la democracia».

Una bandera de Venezuela en la denominada Marcha del Millón
 Fuente: AFP – Crédito: Alejandro Pagni

Muchos de los residentes en la Argentina (son más de 170.000) ven con buenos ojos su gobierno porque fue uno de los primeros mandatarios latinoamericanos en pronunciarse contra Nicolás Maduro y apoyar a Juan Guaidó. Las enormes banderas venezolanas en la Marcha del Millón en el Obelisco el sábado pasado dieron cuenta de esa adhesión.

«Estoy hoy aquí apoyando la repúbica. Creo en la libertidad y la democracia y amo a la Argentina», dice Lamys Rojas, de 53 años. Llegó desde Anaco, Venezuela, hace tres años
 Fuente: LA NACION – Crédito: Patricio Pidal / AFV

Ni la izquierda ni el socialismo

«Estoy buscando defender la democracia», dice Yuraima Caro, una venezolana de 50 años, que vive en Pilar. Ella colabora con la movilización: ayuda a trasladar en su vehículo a los que necesitan ir al centro o moverse entre escuelas en una zona no tan conectada con transporte público.

Según cuenta, no tiene una particular afinidad por Juntos por el Cambio, simplemente quiere evitar a toda costa «todo lo que tenga que ver con la izquierda y el socialismo».

Fuente: AFP – Crédito: Ronaldo Schemidt

«Mi papá sigue allí en Venezuela. Me contó que hace poco fue a comprar un cartón de huevos y cuesta un sueldo mínimo y medio. Imagínate, es como que aquí ganes 12.000 pesos y necesites 18.000 para comprar un cartón de huevos, es una locura. La gente se muere de hambre».

Helis Urbina, un abogado de 30 años, está colaborando con el equipo de la villa 31. «Si tuviese el DNI permanente me encantaría ser fiscal: considero que es un momento vital en Sudamérica para poder defender la democracia. Yo sé lo que es perderla en tu país y este es mi granito de arena», dice. En su caso, eso implica ayudar a distribuir viandas.

«No queremos volver atrás», dice Jesús Bonillo, un relacionista público de 23 años oriundo de Anzoátegui. Desde su punto de vista, los venezolanos expatriados tienen la «responsabilidad moral» de que la situación de su país «no se replique en ningún sitio»
 Fuente: LA NACION – Crédito: Patricio Pidal / AFV

En la Villa 31

Él trabaja cerca de ahí, en un estudio jurídico de Retiro. Cuenta que le llamaron mucho la atención todas las obras de urbanización que se están realizando en la zona. Consultado acerca de la derrota del oficialismo en la Villa 31 en las PASO ( Rodríguez Larreta perdió por casi 47 puntos contra Matías Lammens, el candidato a jefe de gobierno del Frente de Todos), confía en que el resultado tal vez podría revertirse. «Creo que las PASO no marcaron lo que de verdad esperaba la gente. Hay muchos vecinos que ya se mudaron a los nuevos departamentos, tal vez se genere un efecto dominó. Al menos a mí me encantaría que continúe la gestión», se esperanza.

«Tengo un año y medio aquí y estoy brindando mi apoyo a la nación que me recibió con los brazos abiertos», dice Angélica Delgado, de 45 años 
Fuente: LA NACION – Crédito: Patricio Pidal / AFV

«No queremos volver atrás», dice Jesús Bonillo, un relacionista público de 23 años, oriundo de Anzoátegui, desde la Escuela Hipólito Yrigoyen de San Telmo. Desde su punto de vista, los venezolanos expatriados tienen la responsabilidad moral de que la situación de su país «no se replique en ningún sitio». Y eso implica evitar el regreso del kirchnerismo. «No nos sentimos cómodos con una persona que pueda querer volver a lo mismo».

«Creeme que si pudiera estaría sentada con la planilla en una mesa», dice Zoraida Rivera, una abogada venezolana que ayuda al equipo de Juntos por el Cambio en la Comuna 1
 Fuente: LA NACION – Crédito: Patricio Pidal / AFV

No es la primera vez que Jesús fiscaliza en una elección: en Venezuela participó del proceso parlamentario del 2015 y en unas elecciones para gobernador del 2017. Pero hay dos diferencias significativas entre ambos sistemas: en su país hace tiempo se implementó el voto electrónico y allí el sufragio no es obligatorio.

Fuente: La Nación

Salir de la versión móvil