Diego Maradona fue internado este lunes en una clínica de la ciudad de La Plata, apenas un par de días después de cumplir 60 años. El entrenador de Gimnasia y Esgrima es sometido en estas horas a una serie de exámenes. Si bien no es una situación de emergencia, sí se determinó un ingreso necesario para evaluarlo. Con los primeros resultados, se resolvió que sería trasladado en las próximas horas a un sanatorio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La internación de Maradona se decidió después de que no se lo vio bien el viernes pasado, cuando participó de un breve homenaje que se le realizó en el campo de juego del estadio Carmelo Zerillo, antes del partido que su equipo disputó con Patronato de Paraná por la primera fecha de la Copa de la Liga Profesional.
En principio, Maradona no iba a estar presente en el partido, pero finalmente decidió acudir a un reconocimiento, en el que Marcelo Tinelli, presidente de la Liga Profesional, y Claudio Tapia, titular de la AFA, le entregaron una plaqueta de homenaje, en lo que fue su última aparición pública por el momento. Sin embargo, el excapitán y director técnico de la selección nacional mostró serias dificultades para recorrer el sendero entre el vestuario y el terreno de juego, y debió ser acompañado por dos asistentes. Después de charlar brevemente con ambos dirigentes, se sentó un rato en el sillón que tiene al lado del banco de suplentes, pero no llegó a terminar de ver el primer tiempo y se retiró a su domicilio.
En principio, la internación fue decidida de común acuerdo entre Maradona y su neurocirujano de cabecera, Leopoldo Luque, por una situación emocional que afectó al ahora entrenador durante la pandemia. Se le tomó una reserva en la clínica Ipensa y en la tarde del lunes se le realizaron diversos estudios de evaluación. Quedó alojado en la habitación 214, según precisó La Nación.
La palabra de Leopoldo Luque, el médico personal de Maradona
El doctor Luque explicó que el ex futbolista tuvo tres cuadros que lo llevaron a la internación. Un combo en el que cada cuadro tiene relación con el otro: una depresión que lo llevó a no ingerir alimentos y le provocó ciertos trastornos en su físico. “Bajón anímico, anemia y ansiedad”, explicó Luque.
- “Tuvo una semana complicada en lo emocional; mucha presión y eso generó un bajón anímico. Lo veíamos con una actitud diferente. No entró con un cuadro de ACV. Y también es mentira que haya tenido una recaída en un cuadro de adicciones. Lo vi desganado, más enojado y a veces no me quería recibir. Le dije que había algunos aspectos que podíamos mejorar en la clínica y él accedió. No hace falta que pase algo grave”.
- “No hay otra cosa. Hay especulaciones que no valen la pena. Está bien, no está en terapia intensiva ni en una sala cerrada. La idea es tenerlo unos días internado, para que se hidrate bien, pero no hay nada raro, ni que se esconda. No acepta ayuda. Pero éste era el momento de insistir un poco más. Hay aspectos psíquicos que afectaron su cuerpo”.
- “Diego perdió peso porque venía entrenando. Lo vi triste, eso nos llevó a internarlo de común acuerdo. Diego es una persona de ciclos, a veces está muy bien y de a ratos no tan bien. No me gustaba el momento en el que estaba. Internarlo lo ayuda”.
- “Le dije: ‘Che, Diego, vamos a una clínica, tenés que estar mejor’. Me dijo: ‘Dejame de hinchar’. Hasta que dijo: ‘Bueno, vamos’. Es un chequeo general. Hay que estar tranquilos, Diego está bien, pero puede estar mucho mejor. Es una propuesta terapéutica que aceptó”.
- “No habla, no acepta ayuda. Yo soy el médico, no el papá de él. Hay veces que hay que invadir un poco más y este era el momento. No estamos hablando de una adicción ni de que se descompensó. Es tratar de mejorarle aspectos clínicos que van a repercutirle en todo el cuerpo. No hay otra búsqueda”.